Era un día propicio para los fastos, y acabó siendo un buen epílogo
de la temporada en Palma. Venía el Mallorca de incendiar el
Bernabéu, la permanencia estaba en el zurrón y se anunciaban las
despedidas de Etoo y Nadal, entre otros. Todo tenía buena pinta,
incluso el Espanyol, que tenía prisa por alcanzar la salvación
matemática. Pero el Mallorca anduvo extraviado hasta que Luis echó
un vistazo al banquillo, y allí encontró la fórmula. La puntería de
Perera y la facilidad para interpretar este juego de Etoo le dieron
al equipo isleño su cuarto triunfo en ristra, además de concederle
a la hinchada un final de curso agradable. Paradojas del fútbol, el
Mallorca puede cerrar la temporada entre los diez primeros
(4-2).
Y eso que el grupo balear apareció por el partido con las luces
apagadas y escaso espíritu de pelea. Por eso se rindió al primer
achuchón del Espanyol, que tuvo una tarde más bien plácida desde
que Maxi se cayó en el área a los cinco minutos. El argentino le
había ganado la acción a Nadal, lanzó una carrera eterna y la
mirada de Leo Franco le debió fulminar. Tamudo ejecutó el penalti y
desde entonces todo resultó confuso. El juego del Mallorca estaba
en cueros y De la Peña campaba a sus anchas por el círculo central,
siempre asociado a Tamudo.
Las bandas de los isleños estaban selladas y al Espanyol le
bastaba con poco para generar peligro. Apenas una recuperación de
balón en la zona ancha y un servicio en profundidad a Tamudo, que
siempre encontró una vía para llegar hasta Leo Franco. Y en una de
esas llegó el segundo, tras un error de Marcos al que De la Peña
sacó punta. Le envió la pelota a Tamudo, el catalán ganó por
velocidad a Lussenhoff -lo hizo siempre- y marcó de tiro cruzado
(minuto 27).
Del Mallorca no hubo noticias durante el primer tiempo. Acaso un
par de derechazos de Etoo, siempre participativo, pero poco más.
Como si todo se aplazara para el segundo acto, que tuvo un aspecto
muy distinto. En parte por las maniobras de Luis Aragonés, que
metió en el campo a Colsa y Bruggink -antes había entrado Perera-,
jugadores determinantes en el revolcón que sufrió el partido. En
apenas veinte minutos la grada transformó su irritación en
felicidad, condicionada por la puntería de Perera y las asistencias
de Etoo, que puso su talento al servicio del equipo.
El extremeño acercó al Mallorca al empate tras un escorzo a pase
de Gonzalo Colsa (minuto 64) y desde entonces todo se desquició.
Poco después Bruggink, habilitado por Etoo, acertó a conectar un
tiro sesgado para convertir el empate (minuto 73) y poco antes del
cierre Perera apareció otra vez para empujar una entrega de Etoo
(minuto 85). El Espanyol se frotaba los ojos, como incrédulo,
porque su renta y su permanencia se habían difuminado. Raducanu y
Tamudo pudieron devolver la normalidad a la cita, pero fue el
Mallorca el que golpeó de nuevo. Colsa aprovechó otra zancada de
Etoo para reivindicarse y de paso concederse una alegría. El
Mallorca ha vuelto a sobrevivir. Otro años más.
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