13/06/04 0:00
Efe|FARO
La entrada al estadio del Algarve, entre Faro y Loulé, se convirtió
ayer en una aventura para cientos de periodistas acreditados, que
debieron soportar un filtro de hasta cuatro controles policiales
para acceder a la grada cuando todavía faltaban 4 horas para el
comienzo del partido España-Rusia. Detectores de metales, perros
policías, registros exhaustivos, todo un manual de medidas férreas
para luchar contra hipotéticos atentados, se llevaron a la práctica
en una calurosa tarde en Faro, capital de Algarve, donde el
termómetro marcaba 33 grados en el exterior del recinto.
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