Hipólito Fernández, Poli, ha pasado a formar parte de la historia
del Mallorca. El lateral sevillano, que el pasado jueves (30 de
junio) apuraba su relación contractual con la entidad bermellona,
se ha comprometido con el Deportivo Alavés para las dos próximas
temporadas -con opción a un tercera- y abandona así la Isla después
de tres campañas en las que había conseguido perpetuarse en el
carril izquierdo de la defensa rojilla.
La salida del jugador andaluz era más que previsible. Su
rendimiento a lo largo del curso anterior estuvo muy por debajo de
lo esperado y llegó a convertirse en el blanco de las iras de la
afición durante un tramo muy concreto de la temporada. Aún así, el
Mallorca no quiso rechazar de plano su continuidad y le había
planteado una propuesta para prorrogar su estancia en Ciutat. Sin
embargo, las pretensiones del jugador estaban muy lejos de lo
ofrecido por el Mallorca y su contraoferta apenas fue valorada por
los nuevos gestores. Además, la contratación de Fernando Navarro
permitirá paliar la falta de efectivos en la banda izquierda y eso
precipitó definitivamente la marcha del futbolista.
Poli llegó a Palma junto a David Cortés tras el descenso a
Segunda B del Extremadura e ingresó en las filas mallorquinistas al
comienzo de la temporada 2002-03 para trabajar bajo las órdenes de
Gregorio Manzano. Ese año tuvo el privilegio de vivir uno de los
ejercicios más importantes en la historia del club y fue uno de los
grandes artífices de la conquista de la Copa del Rey. A pesar de
eso, su protagonismo se fue reduciendo progresivamente y su nivel
se estancó. Durante esta última temporada, la falta de relevos en
su posición le convirtió en uno de los jugadores más utilizados de
la plantilla y disputó un total de 3018 minutos repartidos en 35
encuentros de Liga en los que recibió 15 amonestaciones.
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