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Javier García-Ochoa|MAGNY-COURS
Fernando Alonso (Renault) conseguía una «manita» (cinco) de victorias en la presente temporada, al imponerse en el Gran Premio de Francia y no desperdiciaba la oportunidad que se le presentaba para aumentar su ventaja al frente de la clasificación del mundial. Alonso dominó la carrera de la primera a la última vuelta sin ceder el primer puesto en ningún momento y conseguía además hacer triunfar a Renault en su Gran Premio nacional, ante más de seis mil empleados y ante el nuevo presidente de la casa, el brasileño Carlos Ghosn, 22 años después de que Alain Prost lo consiguiera en el circuito Paul Ricard.

La salida de Fernando Alonso fue impecable, logró destacarse rápidamente del Toyota de Jarno Trulli y de los Ferrari de Michael Schumacher y Rubens Barrichello a un ritmo de segundo y medio por vuelta para asegurarse así el primer puesto cuando realizara su primera parada para repostar. El principal enemigo de Alonso, el finlandés Kimi Raikkonen, que partía desde la decimotercera posición al volante del coche más competitivo del momento, el McLaren-Mercedes, tan solo pudo ganar tres posiciones en las primeras dos vueltas, hasta que llegó tras el brasileño Felipe Massa (Sauber-Petronas) y allí quedó bloqueado.

A medida que se fueron realizando las paradas en boxes para repostar, Alonso se fue destacando aún más en cabeza y Raikkonen fue ganando puestos hasta llegar al tercero en la vuelta 20, detrás de su compañero de equipo el colombiano Juan Pablo Montoya, que fue en la que se detuvo Alonso. Raikkonen forzó en esas vueltas al máximo antes de su parada y rodó a ritmo de récord hasta su detención en la vuelta 28 y cuando volvió a la pista era segundo tras Alonso a casi medio minuto del español.