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José Antonio Diegox|HELSINKI
Juan Carlos de la Ossa alcanzó el título honorífico de mejor blanco (décimo) en la final mundialista de 10.000 metros en una jornada que metió a los tres españoles, Arturo Casado, Reyes Estévez y Juan Carlos Higuero, en la final de 1.500, que se disputará el miércoles. Sólo cuatro atletas españoles compitieron este lunes en el estadio Olímpico de Helsinki y los tres rayaron a gran altura en la tercera jornada del torneo. Casado, campeón de España de 1.500 metros, debutará el miércoles en una final mundialista. Compartió la primera semifinal con Estévez y, después de hacer él todo el gasto en cabeza, ambos se metieron por puestos en la carrera por las medallas (segundo y quinto, respectivamente).

Casado lleva una trayectoria impresionante este año. Ha sido cuarto en los Europeos en sala de Madrid, campeón de Europa sub 23, campeón de España absoluto y ahora, con 22 años, finalista en unos campeonatos del mundo. Con su gesto de incredulidad y alegría al cruzar la meta quiso decir que no se puede pedir más. El madrileño se puso al frente del grupo y no abandonó esa posición en toda la carrera. Sólo al final, cuando vio asegurada su plaza de finalista, dejó que le adelantara el marroquí Adil Kaouch y entró segundo en 3:40.61. Por contraste, Estévez (3:40.73) fue siempre arropado en el grupo, corriendo por dentro hasta que salió para ganarse el puesto en el esprint final.

Higuero tuvo más dificultades. Pasaban los cinco primeros y el burgalés entró sexto, pero su marca de 3:36.65 le regaló uno de los dos puestos de acceso en la repesca. El miércoles, a las 22.10 horas (una menos en España), los tres espadas españoles estarán en la lucha por las medallas en una prueba más abierta que nunca a la que faltarán dos seguros medallistas, el marroquí Hicham El Guerruj, plusmarquista mundial, que renunció a los campeonatos, y Bernard Lagat, que no puede competir por haber adoptado recientemente la nacionalidad estadounidense. Juan Carlos de la Ossa, en la final de 10.000 metros, cedió un puesto (décimo) con respecto a los Mundiales de París 2003, donde fue noveno, pero esta vez, por culpa de las nacionalizaciones, tenía más africanos en carrera. Aun así, el conquense fue el primer blanco en cruzar la meta.