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«Ganar no es un deseo, ya es una obligación». El Mallorca divisa el tercer episodio del torneo lastrado por las bajas y con la atmósfera cargada de urgencias. El propio Héctor Cúper reconoció ayer que puntuar se ha convertido ya en una exigencia para un grupo que todavía no ha marcado un gol ni ha atrapado un punto en las dos primeras citas del campeonato: «Es el momento de sumar los tres puntos porque la victoria siempre ayuda a creer más en lo que se hace, a tener más expectativas. Hay que jugar para ganar, hacer las cosas convencidos del triunfo y equivocarnos lo menos posible. Ese es el secreto», apuntó el técnico argentino tras la sesión matinal.

Cúper no quiso confirmar a Toni Prats o Miquel Àngel Moyà bajo los palos, aunque dio pistas que apuntan a un cambio de portero, le auguró éxitos a Vicenç Grande tras cumplir sus primeros 100 días en la presidencia («le queda lo más difícil»), se sumó a la política del club de no polemizar con los arbitrajes («no somos un equipo perseguido») y se congratuló por eperdón a Ballesteros, que podrá jugar hoy después de que el Comité de Apelación dejara sin efecto su primer tarjeta en el Camp Nou.

La hemorragia de ausencias, con seis lesionados (Cortés, Tuzzio, Iuliano, Pereyra, Gutiérrez y Víctor) y un sancionado (Farinós), propiciará una revolución en el once: «Tenemos algunas bajas y por ello habrá movimientos en la formación. Pero todos son jugadores nuestros, forman parte de la plantilla, y muchas veces las desgracias de algunos es la suerte de otros», subrayó el técnico.