El club rojinegro ascendió a un escalón superior el 28 de junio
de junio de 2003, mientras redactaba la página más brillante de su
existencia. Ese día, el césped del Martínez Valero acogía la
tercera final copera en la que intervenía el Mallorca y como no
podía ser de otra manera, los hombres entonces dirigidos por
Gregorio Manzano derrotaban al Recreativo de Huelva (3-0) y
trasladaban por primera vez un gran título a las vitrinas de la SAD
balear. Sin embargo, esa cita marcó también un punto de inflexión
en el caminar de los isleños por el torneo, ya que a partir de ese
momento el Mallorca sólo ha jugado tres encuentros y dos de ellos
proyectaron un saldo decepcionante.
La primera y única ocasión en la que el cuadro isleño defendía
el título significó una de las decepciones más grandes del último
lustro. Los mallorquines, que trabajaban bajo la tutela de Luis
Aragonés, esquivaron las primeras rondas del torneo debido a su
participación en la Copa de la Uefa, pero el bombo les programó un
cruce frente al Levante (los valencianos estaban en Segunda
división) que iba a resultar fatal.
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