Nadal parece preparado ya para cerrar el círculo. Hasta hoy en
sus dos intervenciones anteriores en el Madrid Arena no había
pasado de la segunda ronda. En el 2004 otro compatriota de Ginepri,
Vincent Spadea, le enseñó la puerta del vestuario, y este año, pese
a la lesión de rodillas ya casi olvidada, ha mandado, y lo más
importante, se ha superado así mismo cuando más lo necesitaba, como
acostumbran los grandes campeones, para llegar a la final. Todo un
completo cambio. Lección aprendida.
Ante un rival como Ginepri, con un servicio cambiante, cortado a
la esquina derecha lamiendo el ángulo, y plano al otro lado, con
una derecha cruzada eléctrica y un juego de fondo nada
despreciable, el juego de Nadal tuvo que superarse.
Ginepri ha ganado ya este año su primer título en Indianapolis,
ha mostrado los dientes en las semifinales del Abierto de Estados
Unidos contra Andre Agassi, y es una figura emergente. Ayer intentó
no desfallecer ante un muro, ante el que considera uno de los
mejores del circuito y sabiendo que su récord contra los zurdos es
muy favorable (6-1).
En ventaja
Hizo 12 saques directos, buscó rápido el punto con su derecha.
Intimidó lo que pudo pues estuvo en ambos sets 5-4 arriba, pero no
logró su objetivo. El jugador de Atlanta carece de ese halo que
tiene Nadal, que cuando más necesita un punto lo encuentra de forma
inverosímil, bien cayéndose de espaldas a la pista al rematar un
globo, o al bloquear un misil de derecha por los suelos, o incluso
enviando certero a la línea de fondo una respuesta envenenada.
Francisco Montana, entrenador de Ginepri, no sabía qué hacer
para alentar a su pupilo. «Nadal tiene una actitud increíble sobre
la pista, siempre está ahí, por encima, mandando, es increíble»,
dijo. «Robby ha jugado muy bien, pero se pone demasiado caliente
todavía en la pista», juzgó.
Los dos sets fueron muy parecidos y en ambos se produjeron
situaciones similares. Ginepri parecía ser el único jugador capaz
de robar un set a Nadal esta semana, e incluso en el primero estuvo
a punto de lograrlo (6-5) pero ahí es donde surgió el Nadal
eléctrico que, con suerte o no, encuentra siempre el filo de la
línea.
En el segundo, con todo el público a favor apoyándole y sin
parar, Nadal no podía defraudar. En el desempate esta vez no hubo
drama como en el partido contra Radek Stepanek de cuartos. Nadal
estuvo mucho más confiado y no detuvo su brazo hasta lograr el
punto que le dio billete a la final.
A un solo partido ya de igualar los 11 títulos de Roger Federer,
los cuatro Masters Series que tiene también el suizo, Nadal emerge
como la figura salvadora del torneo madrileño. Los tres auténticos
llenazos del Madrid Arena (cerca de 10.000 espectadores), son la
mejor prueba del tirón del ciclón de Manacor.
El rival
Si algo ha caracterizado al croata Ivan Ljubicic, el mejor jugador
este año en pista cubierta y rival de Rafael Nadal en Madrid, es su
carácter luchador, una señal que le ha distinguido durante toda su
vida. Nacido en Banja Luka, en Bosnia Herzegovina, hijo de un
electricista y de una ama de casa croatas, Ljubicic abandonó su
tierra natal a los 13 años para escapar de la guerra, en una
iniciativa de un club italiano para ayudar a los niños de aquella
región.
De aquel entonces hasta hoy, Ljubicic de 26 años, ha visto casi
todos sus sueños logrados. El más importante tendrá lugar en
Bratislava a primeros de diciembre, cuando luchen contra Eslovaquia
en la final de la Copa Davis, y su aportación ha sido definitiva al
mantenerse invicto, con seis victorias individuales y tres en
dobles. Pero antes ha rellenado su historial con datos
importantes.
Finalista júnior de Wimbledon en 1996 ante el bielorruso
Vladimir Voltchov, medalla de bronce en dobles en los JJ.OO. de
Atenas, con su compatriota Mario Ancic, representante de los
jugadores en el Consejo de la ATP, y esta semana, número 12 del
mundo.
Ha coronado una gran temporada en la que ha ganado dos títulos
ATP seguidos, Metz (a Gael Monfills en la final) y Viena (Juan
Carlos Ferrero), el challenger de Zagreg, y ser subcampeón en
cuatro más, tres de ellas perdidas ante Roger Federer: Doha,
Rotterdam y Dubai, y otra más, Marsella contra Joachim Johansson. Y
está en la lucha por uno de los puestos para la Copa Masters de
Shangai. Su entrenador físico es el español Salvador Sosa y en el
2004 ganó su primer título en Lyon, en pista cubierta. Le dedicó su
victoria en Viena a Ivanisevic.
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