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Carlos Román (Villarreal)

Sigue quedando mucho tiempo por delante, pero el miedo ya se ha filtrado por todas las grietas del vestuario y la dinámica ha empezado a devorar a un equipo en constante decadencia (3-0). El cuadro rojillo se ha especializado en tirar los partidos a la basura mucho antes de que comparezca su rival y ayer siguió evolucionando en esta particular dinámica. El choque, que había amanecido con diez minutos totalmente planos, se rompió cuando Víctor y Jonás se asociaron para ser los protagonistas del gol más tonto de la jornada.

Riquelme ejecutó un saque de esquina sin aparente peligro, pero primero el mallorquín y después el argentino, se apartaron de la trayectoria del balón como si temieran el contacto con el esférico y éste caminó mansamente hasta el fondo de la red sin que nadie se atreviera a detenerlo. Ni Toni Prats, ni el resto de sus compañeros se creían lo que acababa de suceder y mientras buscaban respuestas desconcertados, los castellonenses se enchufaban a un encuentro por el que sólo habían pasado de puntillas (minuto 11). Sin hacer ruido.

Los de Pellegrini aprovecharon el presente para seguir durmiendo y le concedieron la bola al Mallorca, que empezó a proyectarse en ataque con cierta timidez. Los rojillos hicieron de los carriles su mejor argumento, pero no enseñaron los dientes hasta que Arango estrelló el esférico contra uno de los postes de Viera. En ese tramo, la escuadra de Cúper supo aprovechar el pasotismo local en las acciones a balón parado, pero volvió a malgastar más munición de la que puede permitirse.