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«Será un partido de Liga como cualquier otro. No tiene nada de especial para mí. Como enfrentarme al Celta, al Alavés o al Madrid». Juan Arango quiere guardar en el cajón las imágenes más negras de su carrera, pero cuando el domingo irrumpa sobre el césped de Son Moix será , inevitablemente, el centro de todas las miradas, el gran protagonista de una jornada propicia para volver la mirada. Siete meses después, el venezolano le verá la a cara a Javi Navarro, el mismo futbolista que le envío a la Unidad de Cuidados Intensivos tras un desafortunado codazo que provocó una secuencia macabra. Una acción que dio la vuelta al mundo en un par de horas y que cortó la respiración del mallorquinismo durante muchos minutos, exactamente los mismos en los que se temió por la vida del futbolista. Antes del reencuentro, el sudamericano ha echado mano de su discurso más prudente para encarar la cita y afirma que no le guarda ningún tipo de rencor al sevillista. Sin embargo, el zurdo no ha olvidado un solo detalle de aquella fatídica jugada y advierte que no le volverá a ocurrir lo mismo. El morbo está servido.

El pasado 20 de marzo el Sevilla acudía a Son Moix como invitado de un Mallorca que atravesaba por una situación crítica. El conjunto andaluz lucía su mejor cara en el campeonato de la mano de Joaquín Caparrós -ocupaba la séptima posición- y necesitaba los puntos para agarrarse al sueño europeo. Mientras tanto, los de Cúper buscaban una victoria que mantuviera activa la posibilidad del milagro. En esas estaban los dos equipos, cuando Javi Navarro reclamó la atención de los focos. Corría el minuto 40 de partido y un balón dividido en terreno visitante provocó un cruce habitual que se saldó con un desenlace agónico. Arango intentaba hacer un agujero por su carril, pero Navarro se había incorporado tarde a la acción y quiso liquidarla por la vía rápida. Sacó a pasear el codo con una dureza extrema y éste fue a impactar sobre el rostro del jugador rojillo con una fuerza brutal. El venezolano se desplomó como un muñeco y empezó a agitarse en el suelo de forma preocupante. Son Moix se quedó en silencio y Navarro, que fue el primero en darse cuenta de la gravedad de los hechos, reclamó con aspavientos la entrada de las asistencias para poner fin a la pesadilla. En ese momento, los monitores de televisión mostraban ya el rostro descompuesto del jugador, con los ojos en blanco y un manantial de sangre brotando de su boca. Afortunadamente, la rápida y efectiva intervención de Juan Antonio Martorell y los integrantes del cuerpo técnico evitaron la tragedia, pero el drama planeó por el estadio durante toda la tarde. Curiosamente, el colegiado Pino Zamorano despachó la jugada con una simple amonestación al central sevillista, que fue sustituido en el descanso.

La salida del estadio de Arango también estuvo marcada por la inquietuda. Mientras el presidente Alemany, los consejeros y otros miembros de la plantilla reflejaban en sus caras la angustia del momento, el personal sanitario introducía al jugador en una ambulancia ante la desesperación de su esposa y ponía rumbo a una salida que parecía teñida de negro.

En cualquier caso, las horas posteriores jugaron a favor del centrocampista, al que se le diagnosticó un traumatismo encéfalo-craneal y una fractura del hueso malar. Después de pasar varios días ingresado en la Políclinica, el internacional sudamericano fue recuperando la consciencia y los galenos le retiraron progresivamente la sedación, pero nada le iba impedir permanecer casi dos meses de baja. Al mismo tiempo, el Mallorca denunciaba a Javi Navarro ante el Comité de Competición y el zaguero se defendía de las acusaciones recurriendo al victimismo propio de estos casos. Al final, Navarro recibió una sanción de cinco encuentros como castigo y Arango reapareció el 1 de mayo ante el Espanyol logrando el segundo gol del equipo y participando en un triunfo que fue decisivo para la permanencia.

El domingo los dos coincidirán por primera vez sobre un terreno de juego y está por ver que surge de ese encuentro. «¿Darle la mano a Navarro? Yo noy voy a tener ningún problema con eso», manifestaba ayer el jugador del Mallorca cuando se le preguntaba por el cara el cara con el marcador. «Si hay un balón dividido me protegeré. Lo que es cierto es que no entraré como la última vez porque después de lo que me pasó ya tengo experiencia. No quiero que me vuelva a pasar lo mismo otra vez».

Si Juande Ramos decide seguir apostando por Javi Navarro en el once inicial -ha sido titular con los sevillistas desde la cuarta jornada- Son Moix será testigo de un reencuentro lleno de puntos calientes. La afición rojilla, que no olvida lo sucedido, también le recriminará su dureza al central.