El campeón mundial de 25 kilómetros en aguas abiertas apeló a la
épica y llegó a las 11.35 horas a Sant Antoni tras partir el
miércoles antes de las 10.00 de la localidad alicantina de Xàbia,
con lo que invirtió 25 horas y 55 minutos. En la localidad pitiusa
fue recibido por unas 1.000 personas que no cesaron de animarle.
Meca completó su hazaña superando el frío, especialmente durante
una larga noche de catorce horas, y las picaduras de las medusas,
además del enorme esfuerzo que precisó para nadar
ininterrumpidamente durante 110 kilómetros.
El nadador catalán alcanzó el islote de ses Bledes poco antes de
las 8.00, con lo que ya podía haber dado por superado su reto, pero
decidió proseguir desde allí hasta la bahía de Portmany. El
deportista fue trasladado inmediatamente después de pisar tierra al
hospital Can Misses de Eivissa, que hizo un parte que indicó que
Meca sufre un principio de hipotermia y una lesión en un brazo,
aunque fuentes del centro sanitario apuntaron que sus constantes
vitales eran buenas, «aunque ya se ha sometido a una analítica
completa, se le ha subido la temperatura con mantas calientes y se
le ha suministrado suero», actuaciones tras las que las constantes
vitales del atleta eran correctas, por lo que fue trasladado a
planta.
José Meca, padre del deportista de Sabadell, comentó que durante
la travesía su hijo había pasado momentos de «verdadero miedo». «En
especial -explicó- cuando avistamos una aleta que parecía de un
tiburón pero que finalmente resultó ser un pez luna».
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