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REAL MADRID: Diego López; Míchel Salgado, Mejía, Sergio Ramos, Raúl Bravo; Gravesen, Guti; Beckham, Baptista, Robinho y Soldado.

Cambios: Helguera por Gravesen, Zidane por Guti y Cicinho por Míchel Salgado.

ATHLETIC CLUB: Lafuente; Expósito, Endika, Gurpegui, Amorebieta; Orbaiz, Lacruz; Iraola, Tiko, Dañobeitia; y Aduriz.

Cambios: Casas por Aduriz, Llorente por Tiko y Murillo por Endika.

Àrbitro: David Fernández Borbalán. Mostró cartulinas amarillas a Gravesen y Cicinho por el Real Madrid; y a Dañobeitia, Aduriz y Lacruz por el Athletic Club.

Goles:
1-0, minuto 29, Robinho.
2-0, minuto 65, Sergio Ramos.
3-0, minuto 87, Soldado.
4-0, minuto 90, Robinho.

Roberto Morales|MADRID
El Real Madrid alcanzó los cuartos de final de la Copa del Rey, competición a la que esta temporada concede máxima importancia, con un nuevo triunfo ante el Athletic Club de Bilbao (4-0) en el día en el que el brasileño Robinho se quitó de encima la presión del Bernabéu.

En un día de oportunidades, con Mejía cumpliendo cuatro partidos y complicándose su futuro, Raúl Bravo en un lateral al que dirá adiós al final de temporada o un Gravesen, tan querido en Inglaterra como inadvertido en Madrid, que destruía para que Guti sacase a relucir el genio que lleva dentro.

Se mascaba el gol que cerraría la eliminatoria. El Athletic había perdido la posesión de balón, no había hecho intervenir a Diego López y moría sin apuntar síntomas de reacción antes del descanso ni en el segundo periodo.

Con todo a favor, Robinho intentó sus habilidades y demostró cómo con la confianza necesaria y el apoyo de su afición se convierte en un jugador único. Hizo sombreros, desbordó con velocidad y hasta recibió un penalti de libro que el árbitro no cobró cuando ya todo estaba decidido.

El Athletic ya pensaba en seguir luchando por salvar la categoría en Liga y López Caro, que sumaba su primer triunfo en el Bernabéu, veía como ante la dificultad de la conexión natural Beckham-Baptista, de nuevo desaparecido en combate, se creaba una nueva en la banda derecha con una gran complicidad.

Salgado caía lesionado y Cicinho disputaba sus primeros minutos en su nuevo estadio para ganarse la ovación. Desde su posición natural, el lateral derecho, protagonizó en paredes con Beckham, acciones de peligro y puso centros precisos que siempre rondó Soldado.

Sergio Ramos aumentaba sus números como goleador marcando el segundo tras una falta botada por Beckham, Soldado se gustaba con un bello tanto de cabeza que premiaba su incansable trabajo y Robinho ponía la guinda a puerta vacía. El Real Madrid aprendió de los errores del pasado. Esta temporada quiere la Copa del Rey.