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Abraza el Llanera sus mejores momentos por el torneo, danzando como está entre los equipos nobles de la ACB. Después de enganchar cuatro triunfos consecutivos y de manejarse con cierta solvencia por el campeonato, el equipo de Curro Segura ha encontrado esa estabilidad que ansiaba hace un par de meses. Es esa estabilidad que sólo conceden las victorias, sobre todo si se consiguen ante rivales del perfil del Tau o del Pamesa. Por eso aquella cuesta de enero ya no está tan empinada, y por eso la visita del Akasvayu Girona ya no produce tanto pavor. Con todo, el grupo de Edu Torres llega a Maó cargado de urgencias, y eso le va a convertir en un conjunto muy peligroso. Sin embargo, el Menorca está lanzado y nada le hace cerrar los ojos a sus objetivos más cercanos. El Llanera se ha granjeado el respeto de la liga después de una reconstrucción extraordinaria del equipo. La rehabilitación de Moss, la irrupción de Kornegay, la mejora en sus prestaciones de Krstic, la madurez mental de Eley y la regularidad de Nacho Yáñez han convertido al conjunto balear en un bloque sólido y sin fracturas. Curro Segura ha encontrado por fin un cinco inicial de garantías y cuando echa un vistazo al banquillo siempre encuentra soluciones. Todo eso ha dado con un equipo fiable, que rinde a un excelente nivel, algo que ha evidenciado en las últimas peleas. La de Valencia, por ejemplo, en la que siempre se levantó de la lona y encontró el golpe más oportuno. Además, el Llanera se transforma cuando juega ante su hinchada.

Nadie omite el papel de la afición cuando hay que argumentar la progresión del Menorca, porque a nadie escapa que la grada ha tenido un papel relevante en esa mejora. El Pavelló completará ante el Akasvayu el octavo lleno consecutivo de la temporada y por ahí el Llanera ha crecido. Todos los que visitan el recinto mahonés saben de la especial química que existe entre jugadores y público, y eso lo respetan. «No ganarán muchos equipos en este pabellón», repiten una y otra vez los rivales cuando acaban los partidos. El Barça ya perdió su vestido de líder en Maó, algo que hizo el Tau poco después. Pero el Menorca tampoco quiere morir de éxito, porque sabe que la ACB es muy larga. Todavía queda un partido por cerrar la primera vuelta y el segundo ciclo de la competición se advierte muy duro. Y es que gran parte de los rivales del Llanera andan moviéndose en los despachos y la otra mitad piensa en hacerlo, en busca de soluciones para escapar de sus crisis. Además, el calendario sigue siendo duro, porque los tres próximos rivales del conjunto de Segura se mueven por la zona alta de la clasificación: Girona, Madrid y Gran Canaria. La primera entrega será ante el Akasvayu, un equipo que anda metido en un buen lío.