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Prohibido cometer errores ante el Barça. El Mallorca se ha obsesionado con jugar un partido sin mácula el domingo en Son Moix, porque sabe que, de lo contrario, recibirá una bofetada del líder. Amparado en la reacción de la pasada jornada en Riazor, cuando el grupo de Cúper igualó dos goles en contra en apenas tres minutos y pudo ganar el partido, el mallorquinismo mira sin pudor al equipo más en forma del continente, a un bloque que hoy se medirá al Zaragoza en la Copa del Rey con la intención de lograr su ¡décimonovena! victoria consecutiva. Una barbaridad.

La presencia de este Barça excita al Mallorca. A la plantilla, a los técnicos, a la planta noble y a su afición. A pesar de la buena racha azulgrana en el estadio de Son Moix, donde no pierde desde el año 2000 y suma tres goleadas (1-3 las dos últimas campañas y 0-4 en la 02-03), la hinchada se está movilizando para poblar las gradas. Hasta el día de ayer, ya se habían vendido casi 3.000 de las 5.000 localidades que se pusieron a la venta y no quedan para los fondos.

Aunque quizás no se cuelgue el cartel de no hay billetes, una circunstancia que apenas se ha producido en media docena de ocasiones desde que se inauguró el estadio de Son Moix en el verano de 1999, la mejor entrada de la temporada está asegurada. Se prevé que entre 21.000 y 22.000 aficionados acudan al estadio del Camí dels Reis el domingo, a partir de las 19.00 horas, para presenciar la cita ante el líder. Y es que el Barça nunca ha llenado Son Moix.