Fue la tarde más complicada desde que ocupa la poltrona
presidencial. La fe del presidente del Real Mallorca, Vicenç
Grande, no se resquebraja ni con el mal partido de los suyos, ni
con la pañolada. Cree en su gente y quiere reaccionar el próximo
domingo ante el Málaga al grito de todos a una. Y cuando dice todos
incluye a la afición, cuya manifestación en forma de pañolada
consideró respetable a la par que un tanto inoportuna.
El máximo responsable de la SAD balear no podía ocultar su
malestar por no haber podido mantener la renta de 1-0 cosechada en
el tramo final del choque ante el Getafe y al concluir el duelo
razonó que «soy de los que piensa que cuando hay una herida hay que
curarla y respeto la manifestación que ha hecho la gente porque
está dolida, pero mañana tengo que visitar una peña y hablaré con
los aficionados y seguro que no es un buen día para los
mallorquinistas, pero hay que seguir».
Grande, que aseguró que en ningún caso quiere ocultar la
realidad a la afición, respetó las críticas de la hinchada
mallorquinista, aunque precisó que prefiere seguir adelante con un
mensaje de unidad: «No creo que sea el momento de los pañuelos,
porque para poner piedras en el carro siempre hay tiempo».
El presidente bermellón bajó al vestuario para charlar con los
futbolistas y admitió que están tocados. Él renovó la confianza en
la plantilla y explicó que «los jugadores son los que nos tienen
que sacar de aquí y yo los veo perfectamente capaces de hacerlo. Si
no los viese capacitados o motivados tendría que influir para
animarlos».
Para Grande el compromiso del plantel no alberga dudas: «Estoy
convencido de que han hecho lo que han podido. No salen las cosas.
No hemos tenido un partido glorioso pero los jugadores hacen lo
máximo que pueden. Procuramos hacer el trabajo bien hecho».
Vicenç Grande también charló con Héctor Cúper a la conclusión de
la vigésimo tercera jornada del campeonato liguero y su postura
respecto a la continuidad del preparador de Chabas al frente de la
nave mallorquinista no alberga dudas: «Tiene contrato hasta el 30
de junio 2007».
Cuestionado sobre si el entrenador le había expresado dudas
sobre las posibilidades de sacar al equipo de la delicada situación
clasificatoria en la que se encuentra presentando la dimisión,
Grande manifestó que «él también quiere seguir. Si me dijera algo
me reservaría. Pregunten porque es su obligación y mi obligación es
procurar discreción y animar a los nuestros». Además, también
añadió que «estamos en Primera y los hombres y las mujeres de
verdad se demuestran en situaciones complicadas». «Lo que tiene que
hacer nuestro entrenador es amarrarse los machos y sacar al equipo
de la situación en que está, nada más», subrayó el mandatario
mallorquín.
La delicada situación de los mallorquinistas no acaba con el
optimismo de Grande, que considera que «tenemos 19 puntos, rompimos
una racha de derrotas y aunque es cierto que llevamos nueve
partidos sin ganar hay que tener paciencia y esperar». Además,
también opinó que «tenemos un punto que a lo mejor nos salva. No
busquemos polémicas y tratemos de encontrar la manera de salir
adelante. Ahora hay que pensar en conseguir tres puntos el próximo
domingo ante el Málaga».
«Estoy herido, como lo están todo nuestros aficionados, pero hay
que mantener la calma, ponerse tranquilos y pensar que el empate
puede ser el inicio de una buena racha de resultados», recalcó tras
abandonar la planta noble del estadio de Son Moix mientras parte de
la afición mallorquinista se dirigía a sus vehículos tras haber
despedido a su equipo con pañuelos.
Vicenç Grande es consciente de las dificultades por las que pasa
el primer equipo y ayer reforzó la filosofía que ya dejó patente a
lo largo de la semana, cuando se reunió con los jugadores y el
cuerpo técnico en busca de una unidad que ya había propagado en
rueda de prensa. Ayer, el presidente no consideró oportuno convocar
una reunión extraordinaria del consejo de administración, porque la
cúpula tiene clara que la fórmula de trabajo actual debe ser la
encargada de eludir los puestos de peligro de la tabla
clasificatoria.
Cada partido será una final y puede convertirse en un juicio
para un equipo al que le sobra ansiedad. Grande no esconde la
mejilla y aboga por mantenerse fiel a una idea a la que ha confiado
la continuidad del Mallorca en Primera.
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