Todos los focos se centran hoy en Tomeu Llompart. Las horas de
Héctor Cúper al frente de la nave mallorquinista se agotan y el
preparador del filial ha vuelto a ser requerido para hacerse cargo
del primer equipo. Hoy mismo podría dirigir el entrenamiento
rojillo en la Ciudad Deportiva Antonio Asensio, donde podría
hacerse oficial la marcha del preparador de Chabas.
No es la primera vez que el club echa mano del entrenador de
Inca para reconducir una situación complicada, aunque todavía se
desconoce si su presencia en el banquillo se convertirá en una
imagen eventual o será la que verán los aficionados mallorquinistas
lo que resta de temporada.
Llompart no ha gozado de la continuidad ni en Primera ni en
Segunda División, pero sus apariciones en el primer equipo se han
producido en situaciones límite. Salvo el año pasado en el que
llevó a cabo la transición entre Benito Floro y Cúper en la novena
jornada de Liga, el entrenador mallorquín ha salvado los dos 'match
ball' para los que fue requerido.
Bartolomé Beltrán le puso al frente del equipo tras cesar a
Víctor Muñoz en las postrimerías de la campaña 1996-97 y Llompart,
que cogió al equipo líder, logró el último ascenso bermellón a
Primera tras una dramática promoción ante el Rayo Vallecano. El gol
de Carlos Domínguez permitió que el nombre de Llompart pasara a
formar parte de la historia reciente de un conjunto bermellón que
una vez en la máxima categoría decidió darle la vara de mando a
Héctor Cúper.
Llompart, fiel a su condición de hombre de club, siguió
trabajando en la sombra y asumió un papel destacado en la parcela
de la formación, puesto que en los años sucesivos fue una pieza
clave en la progresión de una cantera que estuvo a punto de ganar
la Copa del Rey cuando se situó al frente del equipo de la División
de Honor juvenil en el que despuntaban futbolistas como Julián
Robles o Albert Riera.
Sin embargo, el momento más destacado de la trayectoria del
preparador inquer llegó en el tramo final de la temporada 2001-02.
El Mallorca marchaba en el vagón de cola con la sombra de descenso
planeando en Son Moix y Sergio Kressic era destituido a falta de
dos jornadas para que la campaña bajara el telón. Con Llompart al
frente, aunque evitando un protagonismo que nunca ha ido con su
carácter, los bermellones rescataron un punto en el Santiago
Bernabéu y aprovecharon una victoria del Tenerife sobre Las Palmas,
que dependía de si mismo para salvar la categoría. Y el broche de
oro llegó en un momento crítico. En la última jornada ante el
Valladolid el Mallorca era de Segunda en el descanso. Son Moix
temía lo peor, pero los goles de Ibagaza y Luque unidos a la
derrota canaria en Anoeta permitían que la SAD balear se quedara en
Primera mientras Llompart lloraba en la sala de prensa dedicando el
éxito al difunto Antonio Asensio.
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