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Javier García-Ochoa|MONTECARLO
El asturiano Fernando Alonso (Renault) ha añadido una nueva joya a su corona al imponerse ésta tarde en el Gran Premio de Mónaco, el más prestigioso del Campeonato del Mundo de Fórmula Uno, que dominó de principio a fin.

Partido desde el primer puesto de la formación de salida, después de que en la noche de anteayer los comisarios deportivos relegaran al alemán Michael Schumacher (Ferrari) al último puesto de la formación de salida por detener su coche en medio de la pista, Alonso se ha situado en el primer puesto al darse la salida y tan solo durante una vuelta, en su primer repostaje, ha cedido el liderato.

En un estado donde el juego es una de las principales fuentes de ingresos es el juego, Fernando Alonso ha tenido además suerte, con la retirada de sus principales rivales por la victoria, el finlandés Kimi Raikkonen y el australiano Mark Webber.

Webber se situaba segundo al darse la salida, pero al iniciarse la segunda vuelta, en la subida de la avenida Ostende que lleva al Casino, Raikkonen protagonizaba un espectacular adelantamiento sobre el australiano y se iba a convertir en la sombra de Alonso.

La diferencia entre el Renault y el McLaren era de medio segundo, su ritmo era informal y por detrás solo aguantaban Webber y el colombiano Juan Pablo Montoya (McLaren), mientras que el brasileño Rubens Barrichello (Honda), quinto marchaba a casi medio segundo.

Sorprendentemente Raikkonen fue el primero en detenerse a repostar y cambiar neumáticos en la vuelta veintidós y Alonso adelantó el suyo dos vueltas después, porque comenzaba a tener problemas con los neumáticos traseros y porque estaba a punto de doblar al brasileño Felipe Massa (Ferrari) y eso podía hacerle perder tiempo.

Después de la primera parada Alonso, Raikkonen, Webber y Montoya seguían pegados y mantenían su ritmo infernal que les llevaba a doblar al resto de los pilotos en la vuelta 47 de las 76 de que constaba la carrera y ésta se podía decidir en la segunda parada para repostar y cambiar neumáticos.

Pero los acontecimientos se iban a precipitar una vuelta después, cuando Webber, en el lugar donde le había adelantado Raikkonen, avenida Ostende, se detenía con el motor roto y el director de carrera neutralizaba la misma con el coche de seguridad, momento que aprovecharon para realizar la segunda y definitiva parada Alonso y Raikkonen que emplearon el mismo tiempo 23,5 segundos y dejaba las cosas como estaban.

Sin embargo, ésta neutralización iba a resultar fatal para Kimi Raikkonen que detrás del coche de seguridad, al ir a baja velocidad, su coche no recibía suficiente aire fresco y los cables que se quemaron el pasado jueves en los entrenamientos libres, volvieron a arder en el descenso hacia el puerto.

Esta vez fue Raikkonen, no tuvo el finlandés que forcejear con el bombero, sino huir de él, porque comenzó a disparar su extintor contra el habitáculo y tuvo que dejar caer el coche por la cuesta para poder respirar.

En tan solo dos vueltas, Alonso veía despejado su camino hacia la victoria, ya que tras él, Montoya, al liberarse la carrera, quedó descolgado a quince segundos y no representó ninguna amenaza.