Carlos Moyá, durante el partido de ayer ante Marín. Foto: EFE/HORACIO VILLALOBOS

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Amador Pons|PARÍS
No era fácil para Carlos Moyà saltar a la pista. Con pocos partidos y menos confianza es complicado afrontar la primera ronda de Roland Garros. El mallorquín acusó la tensión durante buena parte de su duelo con Juan Antonio Marín, aunque terminó mostrando el tenis del que fuera ganador de este Grand Slam. Después de ganar al costarricense (7-5, 6-3 y 6-3) puede que sea pronto para situarle entre los favoritos, aunque está claro que hay que tenerle en cuenta.

Es de Costa Rica aunque prácticamente se le puede considerar como uno más de la Armada Española. Ya no sólo por la cantidad de horas que se ha pasado entrenando en Barcelona, sino también porque es primo hermano tenísticamente hablando de los tenistas españoles. Juan Antonio Marín es uno de esos rivales incómodos porque verle cometer un error no forzado es prácticamente imposible. Lifta mucho la pelota y pelea todas las bolas. Y encima conoce perfectamente a Moyà y le buscó todo el partido el revés.

Igual que Marín conocía a Moyà, Moyà también sabía perfectamente como juega Marín. Sabía que iba a tener que afrontar juegos largos tanto con el saque como con el resto y que debía aprovechar sus oportunidades. Y en la primera que tuvo, se metió el primer break en el bolsillo. Con 2-1 y 30-40, el costarricense dominaba el punto, pero el balear lanzó un revés profundo. Marín se complicó tratando de golpear de derecha una pelota que debió pegar de revés y Moyà tomó la iniciativa. Con la pelota en media pista le hizo una dejada y se fue en el marcador (4-1 tras consolidar el break con su saque).