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Carlos de Torres|CÀCERES
El alemán Erik Zabel, del Milram, resucitó con una victoria al esprint en la cuarta etapa de la Vuelta disputada entre Almendralejo y Cáceres, de 136 kilómetros, después de tres años de sequía en las grandes carreras, en la jornada más corta de la presente edición en la que el noruego Thor Hushovd logró mantener el oro. Zabel, con 36 años el más veterano del pelotón, salió del túnel y volvió al podio, su hábitat habitual, no en vano tiene cerca de 200 victorias en su palmarés, incluidas 10 en el Tour y 6 en la Vuelta, donde no ganaba desde 2003. Volvió a la pelea con los mejores y recuperó el sabor de la gloria. Entró en meta con un tiempo de 3h.24.45, por delante del líder, el noruego Thor Hushovd (Credit) y del francés Jean Patrik Nazon, del Ag2r. En su decimotercera temporada en el pelotón, el berlinés, todo un ejemplo de profesionalidad desde enero a octubre, cambió de mentalidad para hacer las labores de ayudante del italiano Petacchi en el Milram, pero con la lesión de éste en el Giro asumió de nuevo la responsabilidad de antaño. Los éxitos no llegaban, esta temporada solo con un triunfo en la Vuelta a Baviera, y cundió el nerviosismo, pero en Cáceres, volvió a la vida, con la ayuda, paradojas del destino, de Petacchi.

Hushovd, segundo por tercer día consecutivo, logró mantener el maillot oro, por última vez, ya que lo perderá con seguridad en La Covatilla primer final en alto. A 7 segundos le sigue Zabel y tercero es el italiano Bettini a 14. Los favoritos llegan en un pañuelo a la primera cita clave. Raúl García de Mateo, un modesto corredor del Relax de 24 años, animó una tediosa cuarta etapa con un ataque inicial que le permitió cabalgar en solitario por tierras extremeñas, entre dehesas que se le hicieron interminables a medida que las fuerzas iban remitiendo y el pelotón iba recortando la ventaja del llanero solitario, que llegó a ser de casi 7 minutos en el km 47.

Entre trago y trago de agua el grupo fue despertando en medio de la insoportable calima, llevado a impulsos por el Credit Agricole del líder Hushovd, sin quemar las naves en el empeño. Alguna que otra ayuda del Davitamon de Robbie McEwen, que sigue sin estrenarse en la Vuelta, algo insólito en un esprinter consagrado. La exhibición publicitaria de Raúl García de Mateo caducó a 16 kms de meta. Acabó el peregrinaje del valiente de turno, harto de fajarse contra lo imposible en las interminables rectas de la Vía de la Plata. Hushovd y el Credit querían mantener el maillot oro, del que se despedirán definitivamente en La Covatilla. Ningún sobresalto para los jerarcas, excepto un pinchazo de Valverde.