Bosko Jankovic, en un primer plano, festeja su gol. Foto: MONSERRAT

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Miquel Alzamora
El Real Mallorca ya está en octavos. Ayer superó una compleja eliminatoria ante un Athletic que despertó en el segundo tiempo y que complicó en exceso el pase a la siguiente ronda de la competición del KO. El cuadro rojillo jugó y sufrió, pero declinó la balanza en su favor cuando más difíciles estaban las cosas. Metidos en la prórroga -lo que indica hasta qué punto arreciaron los problemas- el partido tuvo un poco de todo. Goles, expulsiones, broncas y mucha incertidumbre. Esto es la Copa, por eso gusta, porque cuando no te echa un Segunda B, todo es posible y ahora el Mallorca ya empieza a soñar.

Sin embargo no se sufrió todo el partido, en la primera parte el equipo balear no dio opciones al Athletic. El cuadro balear, ordenado en defensa y en la creación, se desplazaba con criterio y llegaba exhibiendo peligro. Sin mostrar un ápice de ansiedad ni nerviosismo, los rojillos fueron imponiéndose a su rival sin complicarse y echando mano de la practicidad.

Jankovic volvió a convertirse en el referente del equipo y poco antes del ecuador del primer periodo avisó con una chilena espectacular. El colegiado invalidó la jugada por fuera de juego, pero el serbio avisó de sus intenciones. Apenas cinco minutos después, Héctor sirvió un balón al espacio en diagonal sencillamente perfecto y Jankovic lanzó un disparo marca de la casa. El Mallorca se ponía por delante.