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A lo largo de su historia, el Mallorca ha celebrado triunfos en la mayoría de estadios de Primera División. Desde el Santiago Bernabéu hasta San Mamés, pasando por el Nou Camp o el Vicente Calderón. Incluso en el presente torneo ha estrenado su casillero de victorias en los domicilios de Levante o Nàstic. Sin embargo, el próximo domingo visita un territorio inexplorable con la intención de saldar una deuda que le persigue históricamente.

Y es que El Sadar (ahora Reyno de Navarra) es junto a Mestalla -tampoco ha ganado en El Colombino en dos visitas- el único estadio de Primera División en el que no ha alzado los brazos el conjunto isleño en la nobleza. El balance de sus visitas a Pamplona está repleto de números rojos: apenas cuatro empates y diez derrotas en catorce visitas. Sólo ha marcado cuatro goles y ha recibido nada menos que 24 tantos.

En las últimas campañas, el Mallorca ha rozado la proeza. De hecho, la derrota de la pasada temporada -gol de Webó tras un mal despeje de Prats- truncó una racha de tres empates consecutivos. El día que más cerca abrazó el triunfo fue en su penúltima visita, cuando un balón cruzado por el japonés Okubo se quedó a escasos centímetros de superar totalmente la línea de fondo.