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Fernando Fernández
El baloncesto es un deporte caprichoso, aunque la lógica suele imponerse en la práctica totalidad de los casos. En lo que a los «playoffs» se refiere, y más en la LEB, las sorpresas están al orden del día. El factor pista suele ser clave, pero siempre surgen revelaciones capaces de burlarse de lo establecido. Es el caso del Bruesa la pasada temporada, o de aquel Menorca que ascendió a la ACB a costa del León.

Precisamente, los hombres de Aranzana son el obstáculo con el que ha topado el Palma Aqua Mágica, por segunda temporada consecutiva, en su camino hacia el preciado ascenso. E igual que durante la pasada campaña, los leoneses han adquirido una renta letal, decisiva, haciendo valer su solidez en el Palacio de los Deportes, feudo hasta ahora inexpugnable para nuestro baloncesto, incapaz de hacer historia en una de las canchas con más solera de la categoría de plata.

Pero las estadísticas están para romperlas, y pese a que el Climalia ha marcado las distancias en dos encuentros que se ha llevado de manera contundente (87-62 y 99-77), la década de vida de la LEB ofrecde contados casos que invitan a soñar con una remontada. Una posibilidad presente, aunque la prioridad es vencer mañana (20:45 horas) y repetir ese resultado el jueves para buscar un quinto partido al que bastantes eliminatorias se han visto abocadas.