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Fernando Fernández El trabajo y los problemas parecen acumularse en la agenda de un Institut Municipal de l'Esport (IME) que no parece capaz de dar solución a la avalancha de asuntos que genera el día a día de una de las áreas más complejas de Cort. La falta de definición en cuanto al futuro del Palau d'Esports de Son Moix, cerrado tras los desperfectos provocados por la tormenta del 4 de octubre, la saturación de Son Hugo y la delicada situación que ha heredado la natación mallorquina, unida al malestar surgido entre los clubes de élite de Ciutat por su traslado al Palma Arena, el retraso en la entrega y las obras de algunos pabellones de barriada, o la intención de cobrar el 25% de la cuota de uso de las instalaciones, encabezan la larga lista de temas pendientes del área encabezada por Antoni Moragues, cuya falta de contacto directo con federaciones, clubes, deportistas y promotores se ha convertido en osbtáculo añadido. Y eso que la cúpula del IME, tras el cambio político, ha crecido, con cinco rostros visibles al frente del mismo.

Son Moix
Cerrado desde la tempestad que hace más de un mes castigó a la Isla, el Palau d'Esports es el epicentro de la actividad deportiva y la falta de decisión sobre su futuro preocupa. Se han presupuestado dos millones de euros para su reforma y se estudia realizar un plan plurianual. Gracias a la Llei de Capitalitat se recibirá una inyección extra, pero el cierre de la piscina ha desviado a sus usuarios a un saturado Son Hugo o s'Estel. Germans Escalas reabre mañana, pero los practicantes de saltos, sincronizada, natación o waterpolo se han visto afectados, igual que alguna federación (Actividades Subacuáticas) y los clubes feudatarios de la misma, cuyo material estuvo retenido «por seguridad».

Aqua Mágica, Drac e Ícaro
El pabellón ha ido la parte menos afectada de Son Moix, pero las urgencias llevaron a trasladar a los equipos de élite (Aqua Mágica, Ícaro y Drac) a un Palma Arena que no convence por la frialdad de su ambiente. La transición no ha sido fácil y algunos de los implicados se han mostrado molestos por la manera de coordinar el proceso y la falta de determinación del IME, teniendo que buscar soluciones en otros municipios.

Sa Indioteria, es Vivero...
Algunos de los pabellones de barriada de referencia siguen con sus puertas cerradas. Sa Indioteria y es Vivero han hecho de Jovent e Hispania dos clubes nómadas. El primero (inaugurado hace un año) se ha entregado al IME, pero fue afectado por el temporal y se espera que esté en la recta final antes de su apertura. En es Vivero, el plazo de tiempo es mayor y el Hispania no tiene noticias, además de haberse quedado sin local social. El Secar de la Real, acabado a inicios de 2007, en breve se entregará al IME, mientras que el polideportivo de Génova y Sant Agustí seguía ayer en obras, al igual que una zona sin recepcionar por Cort, y los problemas alcanzan a las líneas del campo de fútbol. Las piscinas de Sant Jordi y Son Roca no acaban de finalizarse y la del Toni Servera (Platja de Palma) aguarda el certificado de final de obra y, además, perdía una mínima cantidad de agua.

Baloncesto
El deporte de la canasta contempla con preocupación su futuro. La intención ratificada por el IME de cobrarles el 25% de la cuota de uso de los pabellones municipales no ha caído bien y la mediación de la FBIB no ha cambiado sus ideas. Ahora, aguardan una cita con Aina Calvo y no descartan movilizaciones. Unos no piensan pasar por caja, otros estudian subir sus cuotas para hacer frente a una medida que llega con la temporada en marcha, y alguno entregaría el club al IME.

Moragues y su «equipo»
El grueso de los estamentos del deporte palmesano se preguntan por qué Antoni Moragues, regidor d'Esports, no recibe a los que solicitan día y hora con él. Baldomero Oliver, ilocalizable ayer para este diario (Cristina Díaz, gerente de la EMOP, sí atendió a esta redacción), es el encargado de esas labores. Algo inédito. Más cuando la cúpula del IME cuenta con más efectivos que en la anterior legislatura. El propio Moragues, Oliver, Gabriel Serra, Coloma Castañer y Paquita Sampol conforman la parte más elevada de un organigrama al que se acusa desde todos los frentes de parálisis, y que tampoco acaba de dar salida a los múltiples frentes abiertos en Ciutat.