Pierre Achile Webó, tendido en el césped del ONO Estadi tras caer lesionado durante el encuentro ante el Athletic del pasado domingo. Foto: MONSERRAT

TW
0

La primera temporada de Pierre Achile Webó en el Mallorca se ha convertido en una tortura. El delantero camerunés, que volvió a lesionarse en el partido del pasado domingo ante el Athletic, fue operado ayer en la clínica Aspeyo de Sant Cugat de una fractura aguda del quinto metatarsiano del pie derecho sin desplazamiento, el mismo problema que sufrió el pasado día 1 de septiembre. La intervención fue un éxito, pero el jugador tendrá que estar de baja entre tres y cuatro meses. El Mallorca no podrá contar con uno de sus futbolistas más desequilibrantes hasta el epílogo del ejercicio y su montaña de problemas, lejos de reducirse, continúa creciendo.

Webó no está teniendo suerte en la Isla y su figura parece la de un fichaje maldito. Cuajó una excelente pretemporada, se ganó el cariño de la afición y destapó el curso a lo grande en la primera jornada de Liga. Justo después, apuraba la sesión de entranamiento previa al desplazamiento a Madrid (el equipo jugaba al día siguiente en el Vicente Calderón) y sufrió una inoportuna torsión en el tobillo que le obligó a salir del equipo en el mejor momento. Afortunadamente, su recuperación fue impecable y reapareció dos meses después en el Santiago Bernabéu. Fue ganando confianza, volvió a meter la cabeza en el once inicial y abrió su cuenta corriente con dos goles muy señalados, ya que el primero evitó la derrota ante el Murcia y el segundo fue el tanto número 900 en la historia del club. Volvía a formar con Güiza el binomio más solvente de la plantilla, pero el domingo pasado su progresión volvió a quebrarse. Eran los minutos finales del encuentro y el camerunés caía tendido sobre el terreno de juego, consciente de que padecía un problema grave. Abandonó la cancha en camilla, desolado, cubriéndose el rostro cubierto de la lágrimas. Después vinieron las pruebas médicas y la confirmación de todas las sospechas.

Webó se desplazó a Barcelona acompañado del todavía jefe de los servicios médicos del Mallorca, Joan Pericàs, y ayer entró de nuevo en el quirófano. El doctor Dalmau le intervino durante ochenta minutos (el proceso completo duró alrededor de dos horas) y para asegurar su consolidación y evitar nuevas fracturas procedió a realizar un injerto óseo y a la inserción de un tornillo de mayor calibre. Ahora, dependiendo de la evolución que presente, tendrá que pasar entre 90 y 120 días en el dique seco.