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Miquel Alzamora

Llega el primer partido del año y no es un partido más. Es uno de esos encuentros en los que un equipo puede reforzar su autoestima hasta límites insospechados o hundirse en la depresión. Hoy, con el frío invernal, llega de nuevo la Copa del Rey a Ciutat. Mallorca y Osasuna jugarán la vuelta de los dieciseisavos de final, aunque en la previa la balanza está claramente decantada en favor del equipo navarro. (ONO Estadi, 21.30 horas, IB3)

El 2-0 que consiguió en su «Reyno» hace que el esfuerzo por parte del once balear deba ser enorme. Esfuerzo tanto en lo físico como en lo emocional, porque partidos como el de hoy tienen una alta dosis de intensidad marcada sin duda por la situación que registre el marcador.

Manzano quiere un gol pronto y Ziganda evitarlo. Los rojillos pretenden «romper el partido a su favor», mientras que el cuadro navarro tratará de sentenciar de arranque. Con este tratado de intenciones no es recomendable perderse el choque, al menos éste a priori se presenta con emociones fuertes. Tampoco hay que olvidar la obligación, más bien la exigencia, que el equipo tiene de lavar su imagen. La eliminatoria, salvo remontada, se tiró en la ida, mejor dicho, los jugadores la tiraron o como mínimo la convirtieron en casi imposible.

Ahora toca reactivar el amor propio de un grupo que cuando quiere practica buen fútbol, pero que también cuando quiere -excesivamente este pasado mes de diciembre- se olvida de jugar al fútbol. Precisamente el equipo puede fijar esta noche el límite de una racha muy mala -el último mes de 2007 no se ganó ningún partido- y empezar de nuevo, poner el contador a cero y dar a entender que la historia va a escribirse con triunfos.

A excepción de Pier Webó, Javier Dorado y Gonzalo Castro, el resto de la plantilla está a disposición del entrenador y éste ya ha manifestado que en cuestión de alineación «no tiraré la eliminatoria», es decir, pondrá a lo mejor que tiene en el vestuario. Está bien, pero no es menos cierto que también podría haber actuado igual en la ida y tal vez la historia en este choque de vuelta sería diferente.