Remontar para seguir vivos en la Copa, esta es la consigna. El once balear debe marcar un mínimo de tres goles y no encajar ninguno para acceder a los octavos de final de la Copa del Rey.
La empresa no es fácil, pero tampoco imposible. Esta temporada el grupo que dirige Gregorio Manzano ha firmado dos remontadas de mérito, aunque encajando goles. Ahora debe marcar y mantener su meta a cero. La primera de las dos remontadas de la Liga tuvo lugar en la jornada cinco del campeonato regular con motivo del partido que enfrentó a Mallorca y Getafe. En ese encuentro los baleares a los 25 minutos de partido ya iban perdiendo por cero goles a dos, merced a los tantos logrados por Ogbeche y Víctor. Con este marcador se llegó al descanso. El segundo tiempo fue de vértigo y a los cuatro minutos José Carlos Nunes acortó distancias logrando el uno a dos. Sin tiempo para que el rival reaccionase, Arango anotó el empate en el 52 y Víctor y de nuevo Arango sellaron la victoria con dos tantos cada uno. Fue una de las tardes mágicas que vivió el mallorquinismo esta temporada. Dos jornadas después, también en el ONO Estadi, los de Manzano tropezaron de nuevo en la misma piedra. En este caso el rival fue el Valladolid y otra vez el marcador se situó cero a dos. Marcó Sousa en el primer minuto y en el 47. Quedaba otra segunda parte para la épica, aunque volver a dar la campanada como se dio frente al Getafe no era fácil. Sin embargo, los mallorquinistas firmaron una nueva jornada histórica. Ibagaza a los 53 minutos acortó diferencias y marcó el primero. A los 70 Juan Arango estableció el empate a dos y de nuevo el venezolano marcó el tercero ocho minutos después. Ramis, a los 89, cerró el choque y anotó el cuarto.
Ahora la afición, el vestuario y el entrenador se aferran a este espíritu que exhibió el equipo en estos dos partidos ligueros para volver a protagonizar una hazaña de similares características.
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