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Fernando Fernández La Challenge empieza a coger forma a ritmo de kilómetros. El gran grupo demostró que empieza a ir en serio, y esa idea también quiso plasmarla Graeme Brown. El australiano del Rabobank quiere prolongar su estado de gracia tras ser uno de los protagonistas del Tour Down Under y la victoria sellada en la meta de Son Servera ratifica las intenciones del oceánico y de la escuadra holandesa. La primera etapa en línea (167'2 kilómetros) fue testigo del bautismo español de Alberto Contador. El ganador del Tour echaba a rodar en 2008 en Cala Millor. Un trazado llano sobre el papel, pero plagado de toboganes y en el que el viento suele decidir. Las cotas de s'Espinagar y Son Tovell se encargaron de condimentar el tramo final, y de paso de liquidar los sueños de los grandes protagonistas del grueso de la etapa.

Los saltos volvieron a ser una constante en los primeros kilómetros. Enseguida, cinco corredores lograron concentrar el entendimiento necesario como para intentar soñar, con más de dos tercios de la etapa por delante. Javier Iriarte (Burgos Monumental), Sergio Herrero (Extremadura), José Antonio López Gil (Andalucía-Cajasur), Andoni Lafuente (Euskaltel-Euskadi) y Roy Curvers (Skil-Shimano) se emplearon a fondo hasta alcanzar una máxima diferencia de 10:31 sobre el pelotón, que se tomaba con calma la ofensiva del quinteto de cabeza. Con un promedio de nueve minutos, traspasado el ecuador de la jornada empezó el trabajo en sergio de Gerolsteiner, Rabobank, Caisse d'Epargne o Quickstep-Innergetic.

Tan fuerte fue la contraofensiva, que en el segundo paso por Felanitx la renta ya rondaba los tres minutos (kilómetro 111).