La inyección de moral de la victoria en Granada quizá confundió a los colegiales. El equipo del croata Velimir Perasovic no encontró su sitio en todo el primer tiempo, abrió un chollo para los postes menorquines debajo del aro (dieciocho rechaces en veinte minutos -siete ofensivos-) y se perdió en un continuo caos defensivo provocado desde la banda que facilitó muchas cosas al cuadro dirigido por Ricard Casas.
La amenaza del descenso sobrevolaba al Estudiantes muy de cerca. Pero a los baleares también porque salieron a la cancha del Telefónica Arena sin la permanencia matemática confirmada, con un pequeño margen de un triunfo sobre los equipos condenados a vivir en el filo de la navaja hasta el último día.
Los huecos en la zona y el acierto exterior del ViveMenorca terminaron de poner los nervios de puntos al cuadro del Ramiro de Maeztu. El serbio Marko Marinovic impuso el ritmo adecuado para los intereses de los suyos y, además, puntos desde posiciones lejanas. La combinación de un cuatro de siete desde el arco en el inicio y la friolera de seis rebotes ofensivos en menos de un cuarto colocaron al ViveMenorca por delante y una posición envidiable para intentar sacar provecho de las apreturas locales.
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