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El Mundial de MotoGP ya es cosa de tres. Le Mans aclaró el panorama y realiza la primera criba camino del ecuador de una temporada que ya tiene a su revelación designada. Y es que lo de Jorge Lorenzo fue ayer prodigioso. Con los dos tobillos maltrechos y superando una mala salida debida a un fallo con el embrague y una goma demasiado dura (llegó a ser undécimo tras arrancar desde la segunda línea), el mallorquín ayudó a completar un día irrepetible para Yamaha. Ganó Rossi, el 48 fue segundo y Colin Edwards redondeó la fiesta y un podio al que el balear acudió con muletas y acabó celebrando su gesta sentado en una silla. La cruz, Stoner y Pedrosa. El campeón rompió su Ducati cuando Jorge le iba a dejar en evidencia. Al de Honda le asustó la aparición de las primeras gotas de lluvia y cuando reaccionó, las tres Yamaha ya se habían escapado.

En esas Valentino quiso alargar su leyenda. Se quedó solo en cabeza y quiso celebrar por todo lo alto un día grande. Il Dottore igualaba las noventa victorias de Àngel Nieto (ya sólo le queda superar a Agostini), quien le brindó como obsequio una vuelta de honor que permitió captar una imagen única sobre el asfalto galo.

Pero el otro motivo para no olvidar el Gran Premio lo puso Lorenzo. El rookie del año pasó uno a uno a los que osaron a interponerse en su camino hacia el podio. Sólo le quedó Rossi. Veinte puntos y golpe de mando a un Campeonato que, con Stoner desde la distancia, ya tiene tres candidatos a todo: Rossi (97), Lorenzo y Pedrosa (94). Cuatro puntos separan al heptacampeón de los dos españoles que se han propuesto reventar la reconquista que el 46 ha reiniciado en Shanghai y Le Mans.

Con Yamaha en plan autoritario, parece que HRC tiene que encomendarse al catalán, aunque que nadie descarte a Jorge, que sigue esgrimiendo su discurso más humilde ante el tramo más cargado del calendario. Siete Grandes Premios en dos meses, o lo que es lo mismo, 175 puntos en juego, serán a buen seguro jueces de las posibilidades de un Lorenzo que no va a regalar nada. Y ojo, que por detrás Luis Salom huele a wild card. ¿Dos mallorquines en el Mundial? Tiempo al tiempo.