TW
0

Efe|HAMBURGO
Rafael Nadal volvió a probar que es un jugador excepcional e irreductible, al vencer ayer al suizo Roger Federer, amo y señor de los torneos alemanes en los últimos años, en la final del Masters Series de Hamburgo, por 7-5, 6-7 (3) y 6-3. Tres semanas después de que Nadal amargase la existencia a Federer en la final de Montecarlo, el manacorí se hizo con el último Masters Series sobre tierra antes de Roland Garros, el undécimo de su cuenta, para lograr el título 26 de su carrera, y el tercero este año (Barcelona y Montecarlo), vengándose de la derrota que encajó aquí mismo en el 2007 cuando Roger cortó su racha de victorias en tierra en 81.

Era el decimosexto enfrentamiento entre ambos, ahora con 10-6 para el balear que sólo ha perdido una vez en tierra contra Federer, la mencionada final de Hamburgo en 2007 (2-6, 6-2 y 6-0), única derrota también de Nadal en las 22 finales que el de Manacor ha disputado en arcilla.

Federer había felicitado ayer mismo a Nadal por su impresionante victoria ante Novak Djokovic por 7-5, 2-6 y 6-2, después de tres horas y tres minutos de partido, sin duda el mejor encuentro sobre tierra esta temporada.

El suizo salía como favorito, habida cuenta de que ante el italiano Andreas Seppi solo estuvo en pista 79 minutos, y de que apenas ha sufrido desgaste (había perdido únicamente 19 juegos). Pero el suizo tuvo que rendirse ante la evidencia de que el español es incombustible, casi extraterrestre, incluso en su pista talismán.

Más aún si se tiene en cuenta que Federer, en un arranque espectacular y lleno de aciertos, se colocó con 5-1 y dispuso de una bola de set que Nadal anuló, aunque el peligro aumentó cuando el isleño tuvo que recurrir al fisioterapeuta para que le trataran un dolor en la parte posterior del muslo derecho, fruto del cansancio del día anterior.

Por un momento el fantasma de la retirada de Nadal sobrevoló la pista central del estadio Rothenbaum, donde Federer ha ganado el título en cuatro ocasiones. Los gestos de dolor del mallorquín así lo indicaban, y con la cercanía de París, quizás hubiera sido lo más lógico.

Pero el de Manacor sacó la garra que le caracteriza y alargando más los puntos, soltando más el brazo, y haciendo mover más a su rival, puso a Federer en entredicho. Salvó otro punto de set en el octavo juego, y ganó siete consecutivos (7-5 y 1-0) ante la desesperación del helvético que golpeó la red con su raqueta, gritó de impotencia y se vio acorralado.

Federer llevaba hasta 41 partidos ganados de forma consecutiva en Alemania con títulos en Halle (sobre hierba) desde el 2003 al 2006, consecutivos, y los que ha logrado aquí en 2002-04-05-07. No perdía en esta pista desde que en 2003 el australiano Mark Phillippousis le derrotase en tercera ronda (29 victorias en 30 partidos). Y su clase no le permitía caer de esta forma ante Nadal, y sobre todo ante la presencia de su padre, Robert, en las gradas.

El suizo se olvidó de esa ruptura inicial en el segundo set y apuntó alto, jugó con estilo, con la clase de un campeón de Wimbledon y se colocó con un inquietante marcador de 4-1 y 5-2, sacando para ganar esta manga.

Pero a Federer le falta lo que le sobra a Nadal, convicción. Y si falló para cerrar el primer set con su saque, también pecó de lo mismo en el segundo. Nadal, sobreponiéndose a todo, le desesperó desde el fondo hasta el punto de que el público alemán terminó reverenciándole. Igualó 5-5 e incluso tuvo posibilidad de romper para el 6-5, con un inmejorable 0-40, pero el español forzó el desempate. Un esfuerzo baldío porque en este juego el suizo jugó con mayor habilidad para ganarlo.

Aunque el desgaste ya había hecho mella en ambos jugadores que buscaban la ruptura a muerte y la fortaleza mental del español prevaleció. Fue Nadal el que lo logró primero en el 3-1 y ahí quedó sentenciado el duelo. El último, punto, colosal, rubricó el gran duelo de dos horas y 52 minutos.

Ambos jugadores descansarán esta semana y se pondrán a punto para París. Allí se producirá el reencuentro de Federer con José Higueras, con quien ha trabajado en Estoril y Montecarlo. Allí, Federer llegará con una marca de 15-3 en tierra, mientras que Nadal lo hará, con 15-1. Una sola derrota encajada, ante Juan Carlos Ferrero en la segunda ronda de Roma.