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Pere Terrassa recoge los bártulos. El director general de gestión del Mallorca se desvinculó ayer del club balear tras trece años a su servicio en los que ha intervenido en casi todos los grandes éxitos que ha ido disfrutando el conjunto rojillo. Se marcha de forma amistosa, después de alcanzar un acuerdo con la entidad y tras encarrilar el espinoso proceso de venta que debería culminar en las próximas semanas con la llegada al poder del británico Paul Davidson. La salida del ejecutivo, que empezó a gestarse hace unos meses, deja un enorme vacío en la planta noble de Son Moix que será muy difícil de rellenar.

Licenciado en Ciencias Económicas por la Universitat de les Illes Balears (UIB), Terrassa aterrizó en el Mallorca en la campaña 1985-86 de la mano de Mateu Alemany. Su primer cargo en la entidad fue el de jefe de administración, para convertirse más tarde en director financiero y gerente, una función que desempeñó hasta la temporada pasada, cuando asumió el control casi absoluto de las finanzas y de la Fundació. Desde su despacho ha participado activamente en el crecimiento y la consolidación del equipo, además de contemplar el último ascenso a Primera, las primeras incursiones por las competiciones europeas o la conquista de títulos como la Copa del Rey.

Sin embargo, Terrassa empezó a alejarse del Mallorca a mediados de mayo, tras una fuerte discusión con el consejero José Miguel García que le obligó a meditar seriamente su marcha. Después de aquel incidente, que sorprendió en la previa de la última jornada del campeonato (el conjunto de Manzano se jugaba el acceso a la Copa de la UEFA), nada volvió a ser igual. Terrassa pactó su continuidad en el club hasta que se cerrara la era Grande y ahora, con Davidson en la sala de espera, ha decidido cerrar la puerta. El Mallorca se lo agradeció y ayer, desde su página web, le deseaba «muchos éxitos en su futura trayectoria profesional y personal».

Terrassa también utilizó los conductos oficiales del club para despedirse del cargo y de la afición bermellona a través de una misiva: «A través de nuestra plataforma oficial, quiero anunciar el acuerdo alcanzado entre el RCD Mallorca SAD y mi persona para la resolución de mi contrato, de mutuo acuerdo con el club. Sirvan estas lineas para despedirme de la que ha sido mi casa durante todos estos años; agradeciendo a todos los estamentos de la familia mallorquinista su apoyo incondicional. He intentado siempre, desde todos y cada uno de los cargos que he desempeñado en el club, actuar con honestidad, profesionalidad y dedicación hacia los intereses del RCD Mallorca, y espero haberlo conseguido. De esta manera cierro un ciclo muy enriquecedor, tanto en el plano personal como profesional. Ha sido para mi un verdadero honor defender esta camiseta. ¡Visca el Mallorca!». Empieza un nuevo ciclo.