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Fernando Fernández

La enésima debacle de Roger Federer (eliminado en octavos de Cincinatti) y una nueva sangría en sus números abren una nueva etapa al frente del ránking de la ATP. Tras 234 semanas consecutivas de indiscutible reinado del helvético (desde el 2 de febrero de 2004), el triunfo de Rafael Nadal en Wimbledon ha abierto una herida de la que no es capaz de recuperarse el de Basilea. Tanto, que el manacorí se posiciona como virtual número uno de la lista de entradas -ya lo es de la Champions Race, con 1055 puntos, por los 686 de Federer- y puede dejar sellado uno de sus últimos grandes objetivos en cuestión de días. Si la clasificación se actualizara hasta esta madrugada, contando los resultados de Toronto y Cincinnati (hasta los cuartos de final), Nadal ya mandaría, con 6705 puntos, por los 5910 del suizo, que en el primer tramo de la gira americana no ha podido defender 770 puntos, viendo cómo Nadal vencía en el Masters Series canadiense y multiplicaba sus expectativas en Cincinnati, donde llegaba tras caer en segunda ronda en 2007 y sólo tener que responsabilizarse de defender cinco puntos.

La oficialización del que sería tercer número uno del mundo español (tras el también mallorquín Carlos Moyà y Juan Carlos Ferrero) se antoja como una agónica cuenta atrás. El gran número de puntos que defiende Federer a estas alturas del curso (3175) contrasta con lo mucho a ganar por parte de Nadal (defiende 1055).

La primera posibilidad de que el pupilo de Toni Nadal redacte una nueva página de gloria en su dilatado historial se daría en el supuesto de que Nadal venciera en Cincinnati. Y es que, actualmente, y a expensas de la actualización del ránking, Federer posee un total de 6605 puntos, por los 6305 del mallorquín.

Roger se quedará con 6680 tras el torneo norteamericano (suma 75), y llegando a cuartos, Nadal ha atesorado 6430, una cantidad que crecería hasta los 6655 si fuera finalista (acumularía 350), lo que le impediría asaltar la cima en cuestión de horas, y hasta los 6805 si se proclamara campeón (500). En ese supuesto, Nadal ya sería número uno el lunes 4 de agosto, en los días previos al torneo olímpico de Pekín, que podría iniciar como mejor tenista del mundo (11 de agosto) si jugara mañana el partido decisivo. La fecha señalada parece el 18 de agosto, más si cayera ante Lappenti. Toda vez que se hayan repartido los puntos (400 para el ganador) de los Juegos Olímpicos, la ATP facilitará la lista ajustada tras Toronto y Cincinnati, consecuencia del retraso hasta esa fecha por los cambios que la cita de Pekín ha obligado a realizar. La actualización definitiva llegará justo un año después del cierre de ambos eventos. Nadal podría sellar el liderazgo en Pekín, pero virtualmente ha quedado sentenciado. Es más, acceder a las semifinales en Cincinnati haría que Nadal fuera número uno el día 18 independientemente de cuál sea el resultado en los Juegos. En función de las combinaciones, ni ganando Federer el oro olímpico (posibles 6310 puntos) y cayendo Nadal a las primeras de cambio (6430, como mínimo) se invertiría una dinámica que llevará a finiquitar las 158 semanas que el tetracampeón de Roland Garros lleva habitando en el número dos.

Siete títulos en la presente campaña (Monte Carlo, Hamburgo, Toronto, Conde de Godó, Roland Garros, Queen's y Wimbledon), un balance de 63 victorias y 7 derrotas hasta su encuentro de cuartos en Cincinnati y más de una treintena de triunfos consecutivos culminarán con la consecución de un número uno que ya toca con las manos. Y es que, además de todo lo que ha tenido que defender hasta ahora, entre el US Open y la Copa Másters de Shanghai, Roger Federer debe responder de 2575 puntos más, por los 825 que acumuló la pasada temporada un Nadal que ha minado la moral y, además de la deportiva, ha ganado la partida psicológica al gran dominador del tenis mundial en el último lustro.