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S.Aparicio / F.Fernández|PEKIN
Rafael Nadal se atavió de número uno, una condición que no le corresponde hasta el próximo lunes, para arrollar al australiano Lleyton Hewitt (6-1 y 6-2) y dar un paso más hacia la gloria olímpica. Lejos de prolongar las dudas que despertó en su puesta en escena frente al italiano Potito Starace, que incluso le arrebató un set, la raqueta balear tiró de autoridad para saldar cuentas con el tenista australiano, otrora referencia del circuito y ahora empeñado en enderezar su rumbo. El del español sigue firme, con el ruso Igor Andreev, su próximo rival (Hoy, sobre las 10.00, hora española.)
Nunca Nadal había ganado a Hewitt en pista dura. Incluso el español salía malparado de las cuentas del cara a cara. Tres triunfos de siete. Pero la raqueta de Adelaida dista mucho del tenista solvente que puso en cuestión entonces las habilidades del español en superficies rápidas. Menos que ver, aún, con el joven que deslumbró al circuito y conquistó el Abierto de Estados Unidos y el torneo de Wimbledon. El que llegó a la cima en noviembre del 2001, con apenas veinte años.

Siete después parece fuera de época. Lastrado por las dolencias físicas apenas se mueve por las alturas del circuito. Y las aportaciones a su historial llegan con cuentagotas. La última, en Las Vegas, el pasado año. El balear tiró de repertorio. Detrás de cada saque consistente ofreció una respuesta tras otra a las intenciones de Hewitt, que tiró de todos los recursos a su alcance. Aún distantes de la forma adecuada. Subió a la red sin decisión e intentó esconder su revés. En unas ocasiones la derecha y otras el servicio le dieron aire al australiano. Pero sin continuidad. Nadal lo hizo todo muy fácil.

La cómoda victoria ante el Hewitt sorprendió incluso al isleño, que admitía que ha encontrado «el ritmo de partido, me encuentro más suelto», además de recalcar que para él, el australiano era «el rival más fuerte que podía encontrarme en las primeras rondas». En cuanto a los aspirantes al oro, todo el mundo le sitúa al frente de las quinielas, pero el tenista de Manacor cambia radicalmente la versión y apunta hacia Roger Federer. «Es el máximo candidato, porque la pista es una de sus favoritas, donde juega mejor y logra sus resultados más notables», comentó Nadal, quien además de dejar claro que el calor es un factor a tener en cuenta, confiesa que el cansancio empieza a hacer mella en él.