Rafa Nadal celebra eufórico su victoria ante Novak Djokovic, al que derrotó por 6-4, 1-6 y 6-4. Foto: REUTERS

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FERNANDO FERNÀNDEZ (PEKÍN)
Rafael Nadal tiene el oro a tiro. Una medalla asegurada y ganada a pulso es por la que luchará mañana en la pista central del complejo olímpico de tenis de Pekín. Tras un camino relativamente plácido, el tenista de Manacor podrá estrenar este lunes su condición de número uno del ránking con una presea al cuello tras derrotar en las semifinales al siempre peligroso Novak Djokovic (6/4, 1/6 y 6/4). Oro o plata, el mallorquín dará a Balears su octava medalla -a expensas de que Llaneras o Tauler hoy consigan alguna en ciclismo en pista- en unos Juegos Olímpicos en un deporte oficial y la décima al tenis español, pudiendo ofrecer el primer título desde Seúl 88.

El manacorí vio peligrar el encuentro, cuando en el séptimo juego del tercer set, Djokovic se ponía 0-30. Nadal remontó y desde entonces el partido dio un giro radical. Ambos demostraron que en plena crisis de Federer, el todavía número dos y el número tres ofrece el mejor espectáculo tenístico del circuito. Y con la final olímpica en juego, la motivación resulta superior. De ahí que Rafael celebrara tirándose al suelo hasta dos veces un triunfo que no es uno más en un año para enmarcar, o que Djokovic dejara la pista entre lágrimas y tras errar un smash mortal de necesidad en el punto que dio el triunfo a su adversario. Montecarlo, Hamburgo, Toronto, Barcelona, Queen's, Roland Garros y Wimbledon precederán a una medalla que pretendía desde el primer momento y que ya ha asegurado para el equipo español. De momento, la tercera.

Le espera el domingo el chileno Fernando González, que en la otra semifinal individual se deshizo del estadounidense James Blake (4/6, 7/5 y 11/9), y que pretende mejorar el bronce de Atenas y prolongar el dominio que todavía ostenta Nicolás Massú, campeón hace cuatro años. Un rival incómodo, pues se han enfrentado en seis ocasiones, con tres victorias para cada uno de ellos. Las dos últimas veces que se han visto las caras, el mallorquín ha salido bien parado, mientras que la última alegría para González se remonta a los cuartos de final del Open de Australia de 2007. Así, Djokovic y Blake jugarán hoy (12:00, hora española) por el bronce en un choque con aroma a revancha.

Pero habiendo superado al siempre incómodo Djokovic, todo parece fácil para un Nadal crecido, motivado de sobras para uno de los partidos más esperados por el zurdo de Manacor. Ya el prodigio insular ganó el primer set virtual en la presentación de ambos contendientes. Rafa cuenta con muchos adeptos en China, más que Djokovic, y eso quedó patente a las primeras de cambio. Pero al serbio esas cosas no le intimidan. Al contrario, se hace fuerte, y con él, su demoledor golpeo.