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Gregorio Manzano sigue dándole vueltas a la pizarra. El preparador del Mallorca todavía no ha encontrado su once tipo y el domingo, en Riazor, podría llevar a cabo una nueva revolución sobre la formación inicial. Según las pistas que ofreció ayer durante el ensayo general de los jueves, el andaluz prepara hasta cinco cambios que salpicarían casi todas las líneas del terreno de juego y que alterarían de forma sustancial la fisonomía de su propuesta.

El gran rompecabezas de la semana era encontrar un sustituto para Josemi, al que el Comité de Competición ha sancionado con un partido tras su agresión al osasunista Portillo del pasado fin de semana. Ahora mismo, el asunto parece zanjado. Manzano no parece dispuesto a forzar el regreso de Lionel Scaloni (arrastra seis meses de inactividad por una grave lesión en los isquiotibiales) y teniendo en cuenta que el argentino es el único recambio natural que habita en la plantilla, arriesgará con una variante sorprendente: Pep Lluís Martí. El jugador palmesano, que fue reclutado este verano para sellar las paredes de la sala de máquinas, retrasará varios metros su posición habitual y tendrá que aplicarse en defensa para lidiar con los atacantes deportivistas. La apuesta es osada y habrá que esperar hasta el último momento para valorarla.

La reconversión de Martí no afecta a la composición de la zona ancha (el ex sevillista ya empezó en el banquillo frente a Osasuna), aunque ésta también reposará sobre un molde distinto. Exactamente, pasaría del rombo al clásico doble pivote. Mario Suárez volvería a insertarse en el once, pero esta vez compartiría las tareas de destrucción y construcción con un nuevo socio: Cléber Santana. El brasileño, que todavía no ha sido titular en el campeonato, empujaría al banquillo a José Manuel Jurado y aunque el Mallorca perdería calidad y recursos ofensivos, ganaría músculo y consistencia.