El Melilla acabó convirtiendo el estreno del Bàsquet Mallorca en una pesadilla de veinte minutos. Fue el tiempo que necesitó el cuadro insular para dejar escapar el partido y contagiarse de la frialdad de una grada que mostró estar en pleno proceso de adaptación a la nueva situación, y que se resignó a ver cómo los norteafricanos pasaban el rodillo (69-89) sobre el cuadro de Xavi Sastre en los dos últimos cuartos.
Y eso que el Bàsquet Mallorca emitió buenas vibraciones en los primeros compases del choque. Con Blair y Blanch entonados, le costaba al equipo del Palau mantener el ritmo de su rival, pero lo lograba echando mano de su orgullo y exprimiendo al máximo sus recursos. Tiedeman lo intentaba desde más allá de 6'25 sin fortuna, Keep se vaciaba bajo los tableros y Orfila se peleaba en la pintura para evitar que el equipo de Olmos se marchara en el electrónico. Joan Riera no tenía su noche, pero procuraba mantener firme el pulso para intentar arrancar de la mejor manera posible una temporada que se antoja complicada. Al menos, así lo dejó ver un Melilla que exhibió su enorme calidad sobre el parqué del Palau.
Se esforzaba el Bàsquet Mallorca, que al inicio del segundo cuarto daba un golpe de mando con un parcial de 7-2 que les ponía por delante y despertaba a la hinchada (26-25). Reaccionó enseguida el Melilla, que puso las cosas en su sitio tirando de Waleskowski y Fergerson para intentar frenar el ímpetu de los locales, que llegaron al descanso con opciones de dar la campanada (40-40) ante un adversario que veía cómo las cosas se le complicaban con el paso de los minutos.
Pero el paso de los minutos acabó por confirmar lo que se adivinaba. La rotación del Bàsquet Mallorca se resintió y quedó en evidencia ante la mayor calidad de un Melilla que esgrimía con fuerza sus argumentos para marcharse en el electrónico a las primeras de cambio (47-54).
El partido se quedaba sin emoción cuando los de Olmos se iban quince arriba (54-69) y el Bàsquet Mallorca se rendía ante la evidencia (parcial de 14-29). El estreno era desolador en sus dos últimos parciales y ahora sólo queda pensar en Tenerife (viernes, 21:00, hora insular), la siguiente escala de los hombres de Sastre en vistas a encontrar sus mejores sensaciones y borrar el tropiezo ante un Melilla que impuso la lógica sobre la pista.
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