Rafael Nadal y David Ferrer mandaron poner el cava en frío tras salir por la puerta grande de Las Ventas. El mallorquín mostró el camino con un trabajado triunfo sobre Sam Querrey (6-7, 6-4, 6-3 y 6-4 en tres horas y 17 minutos) y el de Jávea colocó el 2-0 con una sufrida victoria ante Andy Roddick (7-6, 2-6, 1-6 y 8-6 en tres horas y 17 minutos) en la eliminatoria de semifinales que enfrenta a España y Estados Unidos.
El número uno del mundo partía como el valor más solvente de Emilio Sánchez Vicario sobre la arcilla del coliseo madrileño con su prolongado reinado sobre tierra batida intacto pese a la derrota a manos de Ferrero en el ya lejano Masters Series de Roma. No obstante, Querrey exprimió el temido factor de la altitud que añade kilómetros por hora a los saques de los cañoneros norteamericanos y de paso aprovechó la fatiga que arrastra el número uno del mundo para propiciar un encuentro ajustado.
El servicio del estadounidense incrementó su valor a 600 metros sobre el nivel del mar (17 aces) y las temidas bolas altas del zurdo de Manacor perdían efecto por la altura del número dos del mundo, que desde los cuartos de final del US Open tenía reciente lo que supone tener contra las cuerdas al mallorquín. El número dos del conjunto de Patrick McEnroe se mostró intratable al servicio y obligó al balear a jugar muchos metros por detrás de la línea de fondo. Rafael Nadal no mostró grietas en su saque, pero tampoco las encontró en la de su rival, por lo que el inevitable tie break decidiría el primer set. Una doble falta del mallorquín habilitó dos puntos de set para Querrey, que hizo valer la segunda con su servicio para apuntarse la primera manga. A estas alturas de la temporada Nadal viaja con la reserva y el piloto se encendió cuando Querrey logró romperle el saque de salida en el segundo set y mantener el suyo. Sin embargo, con 0-2 y 0-15 Nadal reaccionó. Pasó a su rival con uno de sus golpes predilectos, apretó el puño y levantó la rodilla en su gesto tan característica de celebración para demostrar que había vuelto. El público lo entendió y espoleó al mallorquín. De nuevo la fortaleza mental del isleño y su capacidad por luchar todos y cada uno de los puntos le permitió voltear la situación. Rompió en el cuarto en la primera ocasión que tuvo (2-2) y aprovechó la segunda en el décimo para certificar la igualdad en el marcador (6-4).
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