Con Keep como gran novedad en el quinteto, los de Sastre se vieron desbordados por la salida en tromba de un Tenerife que se ponía con un 6-0 que dejaba claras sus intenciones. Hasta que el propio Keep y Blair se activaron (6-6). El Bàsquet Mallorca optó por apostarse en una zona que puso en apuros a Rafa Sanz y los suyos. Keep era la única referencia de los baleares, que tenían su cruz en los tiros libres (12 de 24). Un 8-0 permitía despegar a los canarios (25-14), que cerraban el primer cuarto con buena parte del trabajo hecho.
Las cosas fueron a peor camino del descanso. Se marchaba el Tenerife en el electrónico con un Francis Sánchez inmenso. Edu Sánchez secaba a Riera y Keep perdía fuelle. Eso lo aprovechaban los canarios para poner la directa. Tanto, que al descanso ganaba el Tenerife de 24 (49-25).
La zona del Bàsquet Mallorca y la relajación del rival permitieron albergar contadas esperanzas en el tercer parcial, en el que llegó a ponerse quince el cinco con sede en la capital de es Raiguer (55-40). Pero Francis Sánchez detuvo la euforia desde más allá de 6'25 y el 79-50 del final del tercer parcial era la mejor muestra del cataclismo mallorquín.
El último parcial resultó un mero trámite para el Tenerife, que se limitó a administrar su renta, algo que aprovechó el Bàsquet Mallorca para frenar la hemorragia, aunque el 98-75 final ofrece pocas dudas, además de ratificar las aspiraciones de un Tenerife que se redime de la derrota ante el Axarquía y confirmar que el Bàsquet Mallorca está condenado a sufrir en una temporada que se presume tremendamente complicada.
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