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El Bàsquet Mallorca se desinfla y pierde gas a costa de un Burgos que apeló a su oficio para salir victorioso del Palau de Inca y dejar a los de Xavi Sastre en la parte baja de la clasificación. Un mal arranque de los insulares, la lesión de Keep (posible fractura del quinto metatarsiano del pie derecho) y la eliminación de un Tiedeman cada vez más entonado lastraron al equipo con sede en es Raiguer, que logró dar la vuelta a una situación complicada, pero se quedó sin fuelle en el momento decisivo.

El primer cuarto marcó el despegue del Burgos. Los de Casadevall manejaron rentas superiores a los doce puntos. Mena dirigía a la perfeccción a la orquesta palmesana, mientras Lorant, Lo Grippo y Manu Gómez hacían su trabajo desde el perímetro y bajo los tableros. La cosa fue a más en el segundo parcial. La hemorragia empezaba a ser seria en un Bàsquet Mallorca que se encomendaba a la regularidad de Jason Blair y la calidad de Joan Riera. No fueron argumentos suficientes, aunque los isleños plantaron cara. Eso sí, Mena se encargó de dejar claro, con un triple al filo del descanso, que el Burgos iba en serio (36-45).

Vivía el Mallorca su mejor momento, pero las cosas se complicaron cuando Keep tuvo que abandonar la pista. Dos triples de Tiedeman equilibraban las cosas (53-53), pero llegó el bajón de los locales, que pagaron dos minutos infernales en los que el Burgos supo apretar los dientes en defensa y sacar partido del desacierto ofensivo de los hombres de Xavi Sastre. Así, se cerraba el penúltimo acto con una ligera desventaja (53-57). Pero quedaban diez minutos. Con Tiedeman al límite, Blanch apareció en escena para neutralizar la escapada del Burgos con seis puntos consecutivos (un triple y un 2+1). Con empate a 62 regresaba la emoción, pero Tiedeman se sentaba. El Burgos sabía manejar sus rentas, pese a que los triples de Alzamora y Riera y otro dos más uno de Blanch pusieron la intensidad (82-84, a 3 segundos). Iván Corrales anotó un tiro libre clave y Blanch no pudo forzar una prórroga que hubiera premiado la constancia de un Bàsquet Mallorca que siempre fue a remolque y no supo aprovechar los momentos en los que tuvo contra las cuerdas a un Burgos más solvente y con una rotación que marcó las diferencias.