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A. Orfila/C. Montes de Oca/M. Alzamora

La farsa de Paul Davidson llegó ayer a su fin. El empresario británico incumplió de nuevo su compromiso de cerrar la compra del 91'24% del Real Mallorca SAD y el club balear vuelve a escuchar ofertas. A escasas horas para que expirase la prórroga concedida el pasado 29 de octubre, el magnate inglés solicitó otra ampliación de 15 días más para reunir los 38 millones de euros.

La parte vendedora, que ya sospechaba de las intención de su principal comprador, aceptó con la condición de que abonara por adelantado como garantía de pago 3'8 millones de euros, el 10% del precio global. 'El Fontanero', a través de sus abogados, comunicó oficialmente su negativa a pagar esa cantidad -ni siquiera podía reunir ese dinero- y que no ejecutará el contrato de compraventa firmado el pasado 25 de septiembre. Ayer no hubo ni siquiera un comunicado de disculpa, una circunstancia que cierra definitivamente la puerta de Davidson -él dice que sigue interesado- y abre de nuevo el abánico a futuros compradores. El inglés Freddy Shepherd, el primer interesado en comprar el club, vuelve de nuevo a la escena. Incluso no se descarta que hoy mismo comunique oficialmente su oferta.

Para no alterar el guión que ha marcado este culebrón desde el pasado 21 de julio, cuando Vicenç Grande y Paul Davidson firmaron una opción de compra, la jornada final resultó rocambolesca. Desde los correos electrónicos que se intercambiaron ambas partes durante todo el día, hasta la suspensión de la cita fijada para la tarde de ayer en la sede de un banco inglés en Palma. Al contrario de lo que sucediera hace quince días, esta vez nadie acudió a la reunión para no repetir el paripé. Sin Paul Davidson en la puja y el acuerdo de compraventa convertido ahora en papel mojado, no había nada de qué hablar.

El origen de este capítulo final comenzó en la noche del pasado martes, cuando el empresario inglés comunicó al Grup Drac más días de plazo para cumplir con su compromiso. Después de quince días sin dar señales de vida, de no contactar con nadie, el inglés se descolgaba de nuevo con otra ampliación. «Por causas no imputables al señor Davidson, no puede hacer efectivo el pago y sería necesaria la concesión de una nueva prórroga», refleja el correo de Davidson.

La parte vendedora se muestra conforme a suscribir una nueva prórroga, siempre y cuando se consigne «en el día de hoy» en concepto de pago a cuenta del precio final el pago de 3'8 millones de euros. La contestación de los abogados del empresario resulta breve, pero concisa: «Muchas gracias por tu e-mail. Te confirmo que hoy no se escriturará la compraventa de acciones. Saludos».

Entonces, la reunión queda desconvocada y se cierra el libro de Davidson como presunto comprador, una etapa que se ha prolongado durante más de tres meses en el tiempo y que ha monopolizado la actualidad mallorquinista.

Los incumplimientos han marcado el desfile del empresario británico por la pasarela isleña. Primero fue con la opción de compra, que expiraba el 31 de agosto, y que Davidson no hizo efectiva. Después, ante la aparición de posible compradores potenciales, como Red Bull, el magnate británico llegó más lejos al suscribir un documento de compraventa por el 91'24% del capital social de la SAD balear.