Al Mallorca le falta actitud. Muchos lo intuían, pero casi nadie esperaba que el diagnóstico surgiera del vestuario de la primera plantilla. Sobre todo, porque la mayoría de los futbolistas se empeñaban en negarlo de forma sistemática y achacaban la irregularidad del equipo al desarrollo de los partidos, a la calidad del rival o, simplemente, al azar. Sin embargo, hay una segunda lectura, seguramente mucho más ajustada a la realidad. La descubrió ayer Scaloni, uno de esos jugadores que no conocen los tópicos en los que se apoyan sus compañeros. «Tenemos gente con calidad y si a eso se le añaden agresividad y ganas seremos difíciles de batir. De lo contrario, se verá lo que se vio el domingo pasado o en otros partidos en los que no hemos dado todo lo que teníamos que dar», argumenta. Más claro, imposible.
Lionel Scaloni llegó el pasado mes de enero a Palma gracias a un acuerdo de cesión con el Lazio y desde entonces no ha tenido demasiado protagonismo. La temporada anterior se apartó del equipo por una lesión en los isquiotibiales que le obligó incluso a pasar por el quirófano. Los problemas le acompañaron hasta finales de verano y cuando se reenganchó a la rutina del grupo tenía por delante a Josemi. Con el malagueño empotrado en el lateral derecho del once, el argentino ha pasado varios meses sentado en el banquillo y la grada, aunque eso no le ha impedido radiografiar la trayectoria del Mallorca y destripar sus vicios más nocivos, de los que él mismo se hace partícipe. De hecho, sólo ha jugado un partido de Liga como titular (ante el Atlético) y ayer lo utilizó para ilustrar sus palabras: «Es un problema de actitud, de que cada uno de los miembros de la plantilla, cuando salga al campo, acabe cansado, muerto, que dé todo lo que puede dar. Que cada uno se vaya a su casa pensando que no pudo hacer nada más. Pero cuando no es así, hay un error», explicaba. «El equipo nos necesita a todos, del primero al último, y si no damos el ciento diez por ciento, sufriremos. A mí me tocó jugar en el Calderón y aunque en el segundo tiempo estuvimos bien, en el primero parecía que estábamos tranquilos y nos comimos dos goles de la nada. Es ahí cuando se ven las cosas».
Scaloni justificó su discurso reconociendo que el Mallorca tiene argumentos para mirar hacia arriba e invitó a sus compañeros a repasar, de forma minuciosa, sus actuaciones personales: «Somos el Mallorca, con nuestros defectos y virtudes, y tenemos que dar el máximo. Si lo ofreciéramos siempre le daríamos guerra a todos los equipos, pero si nos guardamos algo somos vulnerables».
El de Rosario alegó que «no es un problema de la defensa, sino general» y añadió: «Cada uno tiene que mirarse a sí mismo y luego hacerlo de manera colectiva. Hablando en grupo se sacarán muchas conclusiones y si todos los que salen al campo dan el cien por cien seremos un equipo difícil de vencer. Es más tenemos equipo para estar en la parte media alta de la clasificación, sin ninguna duda. El problema es que todos debemos dar el máximo. Nos lo tenemos que meter en la cabeza», avisaba.
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