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Fernando Fernández Pese a ejercer de comunitario, Jason Blair (Phoenix, Arizona, 1979) ejecuta el papel de americano en un Bàsquet Mallorca que le ha permitido regresar a la Isla que le permitió ver la luz en el baloncesto español. De pasaporte sueco, pero fundamentos NCAA (San Diego), la LEB-2 ha sido su hábitat natural desde que en el verano de 2004 aterrizara en Mallorca de la mano del Alcúdia para sellar el ascenso a la categoría de plata. Ourense, un brillante paso por Muro y la consagración de Plasencia, unidos al bueno ojo de Xavi Sastre, con quien le une una estrecha relación y las necesidades de un proyecto bañado en modestia, hicieron que Blair no pudiera rechazar la propuesta del Bàsquet Mallorca. Así, se le abrían las puertas de la LEB Oro a uno de los foráneos más resolutivos que la Isla había contemplado en décadas. Y Blair no ha fallado. Avalado por sus constantes presencias en la lista del MVP de la jornada (lo fue de la temporada 2006/07 en LEB-2 en Muro), este enamorado de Mallorca -con credenciales suecas tras pasar por el altar- ha sabido asumir que, aunque el peso de sus orígenes recae en Keep y Tiedeman, es un pilar básico para que el proyecto con sede en es Raiguer alcance el desafío de la permanencia. Un reto que va por el buen camino, ya que cuatro victorias separan a la escuadra naranja de las posiciones de descenso camino del ecuador del curso regular.

Los galones de imprescindible que ha adquirido Jason Blair van más allá de su peso específico en el vestuario. No en vano, este maratoniano de la canasta es el jugador que más minutos acumula en toda la LEB Oro, con un total de 388:09, promediando poco más de treinta y dos (32:20) por jornada, con lo que el descanso se reduce a la mínima expresión en el tiempo reglamentario. Por detrás, Robert Battle (31:39) y el incombustible Joe Alonso (31:29) intentan seguir su fuerte ritmo.

Pero su aportación va más allá. Además, Blair (23'08 de valoración media) mantiene una estrecha pugna por el MVP con Ricardo Guillén (25'33) y Brian Cusworth (23'67). Sus 16'3 puntos y 7'6 rebotes por jornada completan una hoja de servicios inmaculada en su primera campaña entre la aristocracia.