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José Anselmo Moreno |VALLADOLID
El Valladolid, que ya encadena cuatro partidos marcando tres goles, no sólo gana sino que, además, busca el deleite y la exquisitez, como hizo ayer ante un Deportivo que encajó tantos espectaculares ante los que nada pudo hacer, sólo «agarrarse» a la resignación en un estadio Zorrilla que fue una fiesta.

La remontada en Pamplona ante Osasuna había reforzado la determinación y el aplomo de un Valladolid que parece ambicionar la etiqueta de equipo revelación. Por su parte, el Deportivo afrontaba ayer el primer asalto a zona Champions, pues un triunfo podía igualarle en la tabla con el cuarto. Era pues un «choque de trenes», un partido que medía rachas de inspiración y de confianza.