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Fernando Fernández Con un margen de maniobra holgado respecto a la zona de descenso, el Bàsquet Mallorca cierra 2008 con un partido que puede multiplicar la dosis de tranquilidad que ronda en el vestuario del Palau d'Esports. La escuadra de Xavi Sastre quiere finiquitar una dinámica de dos derrotas consecutivas (Lleida y Breogán) y sumar un sexto triunfo que multiplicaría las expectativas de un grupo que sigue moviéndose por la senda de la soñada permanencia.

No ha sido una semana fácil. La gripe se ha cebado con sus dos puntales en la pintura. Keep y Blair no se han ejercitado con el grupo, pero estarán en la cita de esta noche. Además, el segundo ha superado las molestias físicas que trajo en su equipaje desde Lugo, siendo el potencial físico de ambos la gran preocupación del preparador isleño.

Marc Blanch también ha salido de la enfermería y Xavi Sastre podrá contar con el dos catalán. También tendrá nuevo acompañante en el banquillo, tras la aparición en escena de Toni Martorell, que ocupará el puesto de segundo entrenador. Cabe descatar la convocatoria con la selección sub 18 de Miki Servera y Joan Sastre, además del verdinegro Joan Tomàs, para el Torneo de Onil (28 a 30 de diciembre).

Delante tendrá el cinco naranja a un Vic con credenciales de recién ascendido, pero que aterriza en la Isla con una racha de tres triunfos (Gandía, Illescas y Axarquía) que les han catapultado a la zona tranquila de la clasificación (6-7), con una victoria de ventaja respecto al Mallorca, que deberá emplearse a fondo para detener a un bloque con mucho que ganar.

Sabat, Marcos y Jiménez comparten la dirección de juego, con Feliu y Josemi García ejerciendo de artilleros en el perímetro. Héctor Manzano, Matt Kiefer o José Amador amenazan en la parcela interior, junto al colombiano Palacios. Todos ellos hacen del Vic un enemigo peligroso.