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Fernando Fernández Corría la Challenge de 2003 y un descarado Alejandro Valverde arrebataba la general de la ronda mallorquina, en la misma línea de meta de Palmanova, al gran Erik Zabel. Era el primer triunfo en el campo profesional de un murciano que prometía en las filas del extinto Kelme. Seis años después, y con otra general (2005, con épica victoria de etapa en Es Colomer) en su hoja de servicios, el de Las Lumbreras aterriza de nuevo en Mallorca como líder indiscutible del Caisse d'Epargne y presumiendo de sus galones de vencedor del UCI ProTour (también lo hizo en 2006). El número uno del mundo no ha tenido fortuna en las 'grandes' y el oro mundialista se le ha resistido. Esos dos retos le aguardan en un 2009 que debe ser el de la consagración de Balaverde. No en vano, el campeón de España de ruta ha orientado todas sus miras hacia Tour y Vuelta, sin dejar de lado el Campeonato del Mundo de Mendrisio (Suiza).

Las primeras pedaladas con sus compañeros llegaron ayer, y se prolongarán hasta la jornada inaugural de la Challenge. Eusebio Unzúe le pide calma, y Valverde sabe que debe dosificar fuerzas, aunque las clásicas de primavera le enganchan. «Voy a empezar más tranquilo que en los últimos años, sabiendo que a partir de julio debo coger mi primer pico de forma. Estoy muy animado y creo que puede ser un buen año», admitía desde su cuartel general del Ponent Mar. Sabe Valverde que será complicado repetir un buen 2008, pero se muestra ambicioso y cree que «aunque la competencia va a ser dura -señala a Contador y Sastre como rivales a tener en cuenta-, tengo muchas ganas de demostrarme a mí mismo que puedo estar en lo más alto dentro de una carrera de tres semanas».

Rodar por Mallorca «siempre es un placer» para un Valverde que inició su escalada profesional en la Challenge. Estos días, acabará de pulir detalles de su bicicleta y aprovechará para compartir kilómetros y sensaciones con sus compañeros. El remozado Caisse d'Epargne -por primera vez sin mallorquines en la plantilla de corredores, tras la marcha de Joan Horrach- deposita en él buena parte de sus ilusiones, sin dejar de lado a Pereiro y compañía. Eso sí, Valverde recela del retorno de Lance Armstrong, y no le descarta para nada. «Si ha vuelto, es porque debe considerar que está en condiciones de competir con garantías... Veremos cómo le va la temporada y sacaremos conclusiones, de momento es pronto», admitía el olímpico en Pekín.

Valverde llegó a la Isla en la noche del martes y ayer mismo se enfundó el maillot negro del Caisse d'Epargne para rodar durante dos horas y media (después de calibrar las medidas de su bicicleta), a la espera de que el grueso del equipo se incorpore hoy al stage del equipo dirigido por José Luis Jaimerena -Eusebio Unzúe es ahora el mánager general, ocupando el puesto dejado hace unos meses por José Miguel Echávarri-. Lo harán Óscar Pereiro, un José Joaquín Rojas motivado de cara a Mallorca tras ver frustrado su intento el pasado año por renovar el dominio del equipo después del triunfo de Luis León Sánchez, y los ciclistas que participaron en el Tour Down Under australiano, que se sometían ayer a las pertinentes pruebas de esfuerzo antes de mirar hacia la Challenge.