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La Copa, otra vez la Copa. El Mallorca vuelve a recurrir al bálsamo que utiliza para combatir el incesante dolor de cabeza que le invade cada fin de semana. Sin embargo, ahora todo parece distinto. La inercia ha llevado al equipo de Manzano hasta las semifinales del torneo, pero le ha situado también frente a uno de los muros más elevados del mapa futbolístico, ni más ni menos que el Barcelona. El reto es tan descomunal, que ha sepultado incluso el debate que planteaba la necesidad de seguir enchufados a la competición. Simplemente, se hará lo que se pueda. Sobre todo, porque la final y el sueño de pelear otra vez por un título, exigen algo parecido a una gesta (Camp Nou, Telecinco, 21.30 horas).

Si el Mallorca tuviera que jugarse la gloria en cualquier otro escenario, ahora mismo la ilusión sería incontrolable. Lo inundaría todo. Del vestuario a la grada, pasando por el palco o por el banquillo. Pero la realidad es tan dura, que la confianza de otros tiempos ha sido sustituida por la prudencia y la fe. Y no es para menos. Los isleños visitan el domicilio del conjunto más fuerte y despiadado que ha desfilado por la Liga en los últimos tiempos y, teniendo en cuenta sus prisas por liquidar la eliminatoria, conviene ponerse a cubierto.

Y por si la pólvora que gestiona Guardiola no fuera suficiente, Manzano tendrá que saltar a la arena con lo justo. Ramis y Varela, tocados desde la semana pasada, no han llegado a tiempo de sumarse a la aventura y la herencia del último fin de semana ha limitado todavía más el optimismo mallorquinista, ya que Aouate y David Navarro no viajarán esta mañana a la Ciudad Condal por sanción. Así, el técnico jienense se llevará a los dieciséis hombres que tiene disponibles y su único descarte será Callejón.

Los problemas crecerán a la hora de componer una alineación fiable. Para empezar, Manzano tendrá que improvisar un central que acompañe a Nunes en el corazón de la defensa (Josemi o Scaloni son las únicas alternativas válidas) y además, deberá establecer un protocolo de emergencia por si Guardiola decidir alinear a Messi. En cualquier caso, da la sensación de que el preparador mallorquinista ya ha empezado a pensar en la visita a Son Moix del Deportivo y que medirá muy bien el desgaste de su plantilla.

El Barcelona, por su parte, no quiere andarse con rodeos y recibirá al conjunto bermellón con la intención de darle carpetazo a la confrontación esta misma noche. La razón es evidente. El segundo asalto se aplazará hasta el próximo 4 de marzo y por esas fechas, los azulgrana estarán metidos de lleno en la Liga de Campeones (visitan al Olympique de Lyon el 24 de febrero). No habrá mucho tiempo para dedicarle a la Copa.

Pep Guardiola sabe que un despiste en este torneo le puede costar muy caro y ha decidido concienciar a sus hombres para que salgan a por el triunfo desde el primer minuto, pero sin correr excesivos riesgos atrás. El de Santpedro no podrá contar el próximo sábado en la Liga con su defensa titular (Puyol está lesionado y Piqué, Márquez y Alves sancionados), así que alineará a estos tres últimos en la Copa, con Sylvinho completando la línea de cuatro en el lateral zurdo.

En el centro del campo, sin Keita ni Xavi, sus opciones siguen siendo múltiples, pero la clave de la eliminatoria, está en lo decida presentar en el área de Lux, ya que hasta hoy no anunciará la convocatoria para el partido.

César Muñiz Fernández será el árbitro encargado de dirigir el partido de esta noche en el Camp Nou. Con el colegiado nacido en Bruselas, aunque adscrito al Comité Territorial asturiano, el Mallorca nunca ha conseguido una victoria en Liga en las cuatro últimas campañas. En la 2007-08, los baleares sólo se encontraron una vez con el árbitro y fue en Pamplona, donde cayeron derrotados (3-1). Un curso antes, los bermellones volvieron a caer con el mismo resultado, aunque esta vez en el Bernabéu. Antes, entre el curso 04-05 y el siguiente, se obtuvo el mismo resultado: empate a uno en tres choques contra Getafe, Sevilla y Osasuna.