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El Mallorca quiere huir del fango. Escapar de la zona tenebrosa. Espantar definitivamente los fantasmas del descenso para respirar a pleno pulmón durante el último tercio del curso. Con ese propósito, el grupo balear recibe hoy al Real Betis, con quien comparte vagón en las catacumbas de la Liga, en otro pulso directo por la supervivencia. En caso de enlazar la cuarta victoria consecutiva, el bloque isleño coronaría la cota de los 30 puntos y comenzaría a divisar la tierra firme por el catalejo. (17.00 horas, ONO Estadi, PPV).

La eliminación copera ante el Barça del pasado miércoles y el exabrupto de Manzano ha enrarecido el ambiente, que se había oxigenado tras los últimos triunfos y tras embolsarse 13 puntos en esta segunda vuelta (logró 14 en toda la primera parte de la Liga).

Pese a la verborrea del técnico, la caseta se ha conjurado para no regresar al fango, donde ha permanecido ocho jornadas, y mantenerse en la superficie.

La cita de esta tarde es de esas que puedan marcar toda una temporada. Dependiendo de lo que suceda en el Osasuna-Sporting, el grupo bermellón puede cerrar la noche con un colchón de cinco puntos. Una cifra notable si tomamos como referencia que hace apenas siete días, el Mallorca dormía en una cama de clavos.

Con los experimentos escondidos de nuevo en el almacén, el técnico de Bailén tirará de su once de gala. Recupera a Nunes, que volverá al centro de la zaga, pero pierde a Keita, que ayer sufrió un esguince de tobillo, y que tendrá que conformarse con ver la cita desde la hinchada junto a Moyà, Callejón y el sancionado Mario Suárez. El resto será un calco del equipo que ha ganado sus tres últimos partidos sin encajar un gol y que comienza a recitarse de memoria por Son Moix.

Aouate, que suma ya 283 minutos imbatido, se situará bajo los palos por detrás de Scaloni, Nunes, David Navarro y Corrales. En la sala de máquinas, repartiendo las cartas, estarán Cléber y Martí. El mallorquín, que erró el penalti que clasificó al Barça para la final de Copa, querrá resarcirse de ese fallo ante un enemigo especial por su pasado sevillista.

En las orillas se situarán Fernando Varela -que ya marcó a su ex equipo en el 1-1 de la pasada campaña en Son Moix- y Juan Arango, renacido tras su golazo del pasado domingo en El Molinón y que quiere enterrar la mala racha que le persigue en la Isla, donde no celebra un gol desde aquel doblete al Athletic del pasado 9 de noviembre.

Arriba, los grandes añorados de la frustrante noche copera: Jurado y Aduriz, que han sellado las victorias ante Racing y Numancia, respectivamente. Dejar al gaditano y al donostiarra en el banquillo es un lujo que el Mallorca no se puede permitir. Ni en la antesala de una final copera ni, por supuesto, en un duelo de alto voltaje en la Liga.

El uruguayo Castro, a pesar de su exhibición frente al Barça, deberá aguardar su oportunidad sentado junto al técnico, aunque tiene bastantes opciones de pisar el césped si el choque está atascado.

El Real Betis, aunque la clasificación diga la contrario, es un enemigo de órdago. Por plantilla y por presupuesto, el grupo verdiblanco debería estar metiendo codos en la lucha por las posiciones europeas. Pero su irregularidad le ha empujado a la cornisa del precipicio y se ha metido de lleno en problemas. Es el grande de cada temporada que, por calidad, no debe estar ahí abajo, pero que llega al tramo final del curso con el barro por las rodillas.