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Javier Giraldo|BARCELONA
El Barcelona desplegó ante el Málaga (6-0) todas las virtudes que le han convertido en el líder de la Liga y castigó al equipo revelación del campeonato con un fútbol coral que permitió anotar a todos sus delanteros.

Se divirtió de lo lindo el Barça a costa de un Málaga que entregó la cuchara en cuanto recibió un gol, sin argumentos frente al vendaval del líder, que ofreció un amplio catálogo de recursos: ocupó el campo con criterio, presionó con fiereza la salida de balón del Málaga, se adueñó de la pelota y desplegó un juego exquisito, a tono con sus mejores días; firme en defensa, imparable cuando enfoca la portería rival.

En cuanto descorchó el partido, el Barça fue un equipo pletórico y voraz. Funcionó de maravilla desde el lateral derecho al extremo izquierdo, en un excelente ejercicio futbolístico que le permitió irse al descanso con un 4-0 en el marcador.

Con la victoria en el zurrón, el Barcelona afrontó la segunda parte con un ritmo frenético. Anotó dos goles más ante la pasividad del Málaga, incapaz de encontrar referencias en el Camp Nou.