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Fernando Fernández Que el baloncesto español atarviesa su mejor momento es algo que a nadie se le escapa. A nivel de selecciones, nuestro país es la referencia a escala europea, e incluso ya se permite licencias más allá del viejo continente. Pero han sido las chicas las que han roto moldes este verano. En plena cuenta atrás para que Rudy y compañía inicien la conquista del oro en el Eurobásket de Polonia, Mallorca ya puede presumir de haber hecho los deberes. Y sobradamente. La definitiva eclosión del baloncesto femenino ha llegado en forma de medallas. Metales que han llegado en los cuatro Europeos y el Mundial celebrados. Y en todos, el acento isleño ha estado presente.

Cuatro nombres han ayudado a recordar que más allá de El Collell, Mallorca es cuna de talentos que han saboreado todo tipo de metales. Desde el oro de los Europeos Sub 16 y 18, a la plata del Sub 20 y el Mundial Sub 19 o el bronce de la Sénior, Marina Delgado, Inma Zanoguera, Míriam Bolívar y Alba Torrens son las protagonistas isleñas de un verano para enmarcar.

Las cosas empezaron bien a las primeras de cambio. Tras su espectacular irrupción en los Juegos de Pekín, Alba Torrens (1989) repitió en los planes de Evaristo Pérez. El Europeo de Letonia suponía un reto para España, apostada entre las tres mejores desde hace tiempo. La de Binissalem colaboró activamente a colgarse un bronce para los anales y que completa la colección de preseas del estelar fichaje del Perfumerías Avenida. Sin apenas tiempo para reaccionar, el Europeo Sub 20 se le planteaba como último reto con las selecciones inferiores. Pese a exhibir su calidad (16 puntos, 4'3 asistencias y 2'7 recuperaciones) y ser elegida MVP de la cita de Gdynia (Polonia), se tuvo que conformar con la plata.

El turno de las Sub 18 llegaba en Södertälje (Suecia). Era la hora de Marina Delgado (1992) -con José Luis Alberola como segundo-, ya campeona Sub 16. La victoria en la final ante Francia (64-54) daba otro oro a la penúltima perla del Jovent y el CTEIB, que promedió 16'4 minutos, 3 puntos, 1'1 asistencias, 1'6 recuperaciones y 1'7 rebotes para regresar con un nuevo oro al cuello.

La siguiente escala era de mayor calado. El Mundial Sub 19 de Thailandia ponía en liza a Míriam Bolívar (1990) como esperanza isleña. La nueva pívot del Joventut Mariana puede presumir de haber derrotado a Estados Unidos (90-86, en el partido inaugural), como primera prueba en un camino en el que dejaron en la cuneta a Rusia, Lituania y Argentina antes de llegar a la final. Allí, las estadounidense no perdonaron y se vengaron (87-71), pero la plata en el Mundial supone el mayor éxito internacional del deporte de la canasta femenino.

El cierre fue espectacular. Inma Zanoguera (1993) recogía el testigo de Delgado con la Sub 16, en Nápoles, y obteniendo otro oro que añadir a la hora de servicios del CTEIB. Gracias a la escolta mallorquina (21'4 minutos, 8'1 puntos, 1'4 asistencias, 1'6 recuperaciones y 2'4 rebotes), España logró su cuarto título en seis años, se gana el billete para el Mundial, y puso la guinda a un verano inolvidable, en el que el baloncesto femenino se reivindicó.