Con el único tricampeón mundial en activo, el vigente oro olímpico y uno de los mejores clasicómanos de la actualidad, España no se puede permitir las dudas y los errores del último Mundial, donde todas las miradas se dirigieron a Valverde una vez concluida una carrera mal gestionada en el momento de la verdad. Ha sido el murciano, gran protagonista de la semana, el que hizo la llamada más fuerte a la unidad: «Tenemos que tener unión al final entre los tres porque lo importante es que gane España», dijo ante sus compañeros.
El asturiano espera «sinceridad entre todos» y «confianza en la táctica del seleccionador» para poder repetir los éxitos de los cuatro títulos de este equipo en los últimos diez años: los de 1999, 2001 y 2004 de Freire, y el de 2003 con Igor Astarloa.
Dudas
Las dudas al respecto, aparte de lo que vayan dictando el desarrollo de la carrera y los rivales, se centran en el papel de Freire, la principal referencia de la última década y a quien De Santos tiene reservada una labor más de 'outsider' que de jefe de filas, papel para Valverde y Samuel. Si los tres gestionan bien las situaciones cruciales, fundamentalmente las decisivas del final, sus rivales lo tendrán más que complicado. Incluso la potente Italia, aún sin Paolo Bettini y Davide Rebellin.
Damiano Cunego demostró en la Vuelta que llega pletórico y De Santos quiere tener bien vigilados a Luca Paolini, Stefano Garzelli y Michele Scarponi. Pero el 'partido', aunque lo parezca, no tiene que ser solo un España-Italia, sino que Suiza, en casa, también quiere jugarlo. Para ello cuenta con un Fabian Cancellara extramotivado y desatado, como demostró en la contrarreloj cumpliendo la mitad de su sueño de doblete en su país y ante su entregada afición.
Otros hombres a los que mira de reojo España, y con ella todo el pelotón, son los hermanos luxemburgueses Andy y Frank Schleck, a la espera de cómo habrán preparado la cita, y el australiano Cadel Evans. También de corredores como Roman Kreuziger, el australiano, Simon Gerrans, el francés Sylvain Chavanel o el belga Philippe Gilbert se esperan cosas.
Lo exigente y selectivo del recorrido parece tener plazas de honor solo para los mejores. Serán 19 vueltas a un circuito en el que cada paso será como haber subido un puerto. En total 262'2 kilómetros a un circuito de 13'8 con dos subidas importantes, una de ellas de casi dos kilómetros y con un tramo al 12%, y una bajada de casi cinco muy técnica por carretera estrecha. Que no haya terreno de descanso entre el final de la bajada y la segunda ascensión aumenta aún más su dificultad.
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